Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Política

29 de agosto de 2025 a las 09:05

México: ¿un futuro sin debates?

El circo político mexicano continúa su gira, y la función más reciente nos presenta a Noroña y Alito Moreno como los payasos estelares. Un triste espectáculo donde los insultos y las descalificaciones son las estrellas, mientras los verdaderos problemas del país quedan relegados a la oscuridad de los bastidores. La inseguridad, la violencia, la pobreza, la falta de oportunidades… todos estos temas cruciales son ignorados por una clase política más preocupada por sus rencillas personales que por el bienestar de la nación.

Noroña, con su historial de desplantes y agresiones, se ha convertido en un símbolo de la degradación del debate político. Su incapacidad para el diálogo y la construcción de consensos lo ha llevado a transformar la tribuna en un ring personal, donde la razón se pierde entre gritos e improperios. Un triste ejemplo de cómo el poder, en manos equivocadas, puede corromper y destruir. ¿Acaso olvidó Noroña que la verdadera grandeza reside en el servicio y la humildad, no en la imposición y la arrogancia?

Alito Moreno, por su parte, se presenta como la contraparte perfecta de Noroña. Un personaje caricaturesco, utilizado por el oficialismo como un sparring cómodo, un enemigo fácil de vencer. Su rol, hasta ahora, había sido el de la comparsa, el antagonista predecible que permite al gobierno lucirse. Sin embargo, el reciente enfrentamiento con Noroña parece haber alterado el guión. ¿Será el fin de la inmunidad para Alito y sus compañeros? ¿Se convertirá en un chivo expiatorio, sacrificado en el altar de la política?

Lo más preocupante de este panorama es que Noroña y Alito son solo la punta del iceberg. Representan a una clase política anquilosada, aferrada a viejas prácticas y vicios. Un grupo de individuos que se perpetúan en el poder, repitiéndose como un mal necesario. Gladiadores de cantina disfrazados de legisladores, que se desgarran las vestiduras mientras el país se desmorona.

Mientras tanto, los ciudadanos seguimos esperando. Esperamos a líderes que dejen de actuar como bufones y asuman la responsabilidad que les corresponde. Esperamos a políticos que prioricen el bien común sobre sus intereses personales. Esperamos a que el circo político cierre sus puertas y dé paso a un verdadero debate, donde las ideas y las propuestas sean las protagonistas.

La prepotencia de Noroña con la prensa, como se evidenció en su trato a Lupita Juárez, es otra muestra de su falta de respeto por las instituciones y por la labor periodística. Si no soporta las preguntas incómodas, que no acepte entrevistas. Los insultos y los malos tratos no son argumentos válidos, ni una forma de imponer su visión. El periodismo tiene la obligación de cuestionar al poder, y los servidores públicos la obligación de responder con respeto y transparencia.

La responsabilidad por la seguridad del fotógrafo Emiliano González González, involucrado en la trifulca de la Comisión Permanente, recae directamente sobre Noroña. Sus acciones provocaron el incidente, y es él quien debe asumir las consecuencias. La violencia nunca es la respuesta, y mucho menos en un espacio que debería ser un ejemplo de diálogo y civilidad.

El caso Xoxtla, en Puebla, nos muestra otra cara de la problemática nacional. Caciques locales, amparados en el supuesto activismo, han creado un conflicto social para mantener el control de un negocio lucrativo. El bloqueo de la autopista México-Puebla, con sus millonarias pérdidas, es solo una muestra del poder que estos grupos han acumulado. ¿Hasta cuándo las autoridades permitirán que estos personajes sigan operando impunemente? ¿Cuándo se pondrá fin a este tipo de prácticas que perjudican a la sociedad en su conjunto?

Como diría un sabio anónimo, “Cuando los políticos se creen gladiadores, el pueblo termina en la arena”. Es hora de que los ciudadanos dejemos de ser espectadores pasivos de este triste espectáculo, y tomemos las riendas de nuestro destino. El futuro del país está en nuestras manos.

Fuente: El Heraldo de México