Kate del Castillo, una figura que ha trascendido generaciones en la escena actoral, se encuentra en un momento cumbre de su carrera. A sus 52 años, la actriz reflexiona sobre la madurez profesional que le permite abordar personajes complejos y desafiantes como Maggie, la protagonista de "Instintos". Este thriller psicológico, disponible en ViX, la sumerge en la piel de una mujer embarazada que enfrenta un secuestro traumático durante un fin de semana fuera de la ciudad. La experiencia la transforma, obligándola a confrontar sus instintos más profundos y a emerger como una persona distinta.

Del Castillo no solo se apasiona por la complejidad de su personaje, sino también por la calidad cinematográfica de "Instintos". Ve en esta producción un referente para el cine latinoamericano, una obra que podría competir en festivales internacionales y marcar un nuevo estándar de excelencia. Dirigida por Sebastián Borensztein y producida por Eugenio Derbez, entre otros, la película promete una experiencia intensa y conmovedora. El elenco, que incluye a Bruno Bichir y Daniela Schmidt, complementa la fuerza interpretativa de Del Castillo, creando una sinergia que se traduce en una narrativa cautivadora.

La actriz confiesa que la distancia entre ella y Maggie es precisamente lo que la atrajo al papel. Explorar la psique de alguien tan diferente a ella representa un desafío actoral que disfruta al máximo. Este proceso de inmersión en la piel de otro ser humano es lo que, según Del Castillo, enriquece su trabajo y le permite crecer como artista.

Más allá de "Instintos", la conversación inevitablemente se dirige hacia el episodio que marcó un antes y un después en la vida de Kate del Castillo: su encuentro con Joaquín "El Chapo" Guzmán en 2015. A diez años de este suceso, la actriz se muestra firme y sin arrepentimientos. Asume la responsabilidad de sus decisiones, reconociendo que algunas se salieron de control, pero sin dejar que este capítulo defina su trayectoria. Lo describe como una experiencia que la marcó profundamente, tanto en lo personal como en lo profesional, y que la ha moldeado como la mujer y la actriz que es hoy. La valentía con la que enfrentó las consecuencias de sus actos, su exilio autoimpuesto y su posterior regreso a México, demuestran la resiliencia de una mujer que se rehúsa a ser silenciada.

El encuentro con "El Chapo", aunque controvertido, se ha convertido en parte integral de la narrativa de Kate del Castillo. Lejos de ocultarlo, lo asume como una experiencia de aprendizaje, una prueba de fuego que la fortaleció y le permitió conectar con su propio instinto. Esta transparencia y honestidad la han convertido en un símbolo de perseverancia y autenticidad en una industria a menudo superficial. Su carrera, marcada por personajes fuertes y decisiones audaces, continúa en ascenso, consolidándola como una de las figuras más relevantes del panorama artístico latinoamericano.