
29 de agosto de 2025 a las 09:15
El poder de no saber.
La Cuarta Transformación (4T) se presenta como un cambio profundo en el panorama sociopolítico de México, resonando con las palabras de Marx sobre la revolución social. No se trata solo de una transformación de estructuras, sino de una revolución en la conciencia misma de los mexicanos. Durante décadas, y como herencia de un sistema neoliberal arraigado, la educación en México se convirtió en un privilegio, una mercancía sujeta a las leyes del mercado, alejándose de su propósito fundamental: el desarrollo integral del individuo y el bienestar social. Esta dinámica, perpetuada por intereses particulares, limitó el acceso al conocimiento y, consecuentemente, a las oportunidades, creando una sociedad desigual donde el saber se concentraba en manos de unos pocos.
Orwell, con su agudeza profética, advirtió sobre el poder de la ignorancia como herramienta de control. El neoliberalismo, al restringir el acceso a la educación, fomentó una "ignorancia conveniente", limitando el pensamiento crítico y la capacidad de cuestionamiento, perpetuando así un sistema que beneficiaba a una minoría. La falta de acceso a una educación de calidad se convirtió en un círculo vicioso, limitando las posibilidades de desarrollo individual y colectivo.
La estrategia "Mi derecho, mi lugar" de la Dra. Claudia Sheinbaum representa una ruptura con este paradigma. Al garantizar el acceso al bachillerato, se está democratizando el conocimiento, brindando a las nuevas generaciones la oportunidad de construir un futuro con mayores posibilidades. Las cifras hablan por sí solas: el aumento significativo en la asignación de lugares en las opciones preferidas de los estudiantes demuestra el impacto positivo de esta política. No se trata solo de un número, sino de la materialización de un derecho fundamental.
La creación de nuevas universidades, como la Rosario Castellanos y la Benito Juárez del Bienestar, amplía aún más el horizonte educativo. Estas instituciones no solo representan espacios de formación académica, sino también semilleros de cambio social, donde se cultiva el pensamiento crítico y la innovación. La beca universal para estudiantes de secundaria y preparatoria es otro pilar fundamental en esta transformación, eliminando una barrera económica que históricamente ha limitado el acceso a la educación.
La inversión en educación no es un gasto, sino una inversión en el futuro de México. Al formar ciudadanos críticos y con las herramientas necesarias para desenvolverse en un mundo cada vez más complejo, se está construyendo una sociedad más justa, equitativa y con mayores oportunidades para todos. La educación, como derecho fundamental, es el motor del progreso y la base para una verdadera transformación social. No se trata solo de aprender el alfabeto, sino de descifrar el complejo código de la realidad y construir un futuro más próspero y equitativo. La 4T, al apostar por la educación, está sembrando las semillas de un México más consciente, crítico y con un futuro prometedor. La revolución de las conciencias está en marcha, y la educación es su principal estandarte.
Fuente: El Heraldo de México