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29 de agosto de 2025 a las 08:15
Ciudadano detenido y encarcelado injustamente en EEUU.
La pesadilla de Javier Ramírez comenzó una mañana aparentemente normal en su taller mecánico de Los Ángeles. De origen mexicano, pero ciudadano estadounidense, Javier nunca imaginó que su día terminaría tras las rejas, víctima de lo que él denuncia como un acto de discriminación racial. El pasado 12 de junio, agentes de ICE irrumpieron en su lugar de trabajo. Según su testimonio, uno de los oficiales señaló directamente a Javier y, en inglés, ordenó su detención con la frase: "Agárralo, es mexicano".
A pesar de mostrar inmediatamente su pasaporte estadounidense, Javier fue sometido, arrestado y trasladado a un centro de detención. "Soy ciudadano americano", gritaba Javier mientras los agentes lo inmovilizaban, causándole heridas en el brazo, un hecho que queda registrado en las imágenes de las cámaras de seguridad del taller. Estas mismas imágenes contradicen la versión oficial que inicialmente acusaba a Javier de resistirse al arresto.
La angustia se multiplicó para la familia de Javier, padre de cuatro hijos, quienes durante más de un día desconocían su paradero. La incertidumbre y el miedo se apoderaron de ellos, imaginando lo peor en un contexto social marcado por las crecientes tensiones y las redadas contra migrantes en la ciudad de Los Ángeles. Finalmente, después de cuatro largos días, pudieron ver a Javier en su comparecencia ante un tribunal federal de inmigración.
"Solamente estaban buscando a mexicanos o latinos", afirma Javier, convencido de que su origen étnico fue el detonante de su detención. La acusación inicial de morder y escupir a los agentes, un argumento que buscaba justificar el uso de la fuerza, fue posteriormente retirada por las propias autoridades, dejando al descubierto las inconsistencias del caso.
La liberación de Javier, tras seis días de injusto encierro, no significó el fin de su ordeal. A la fecha, aún no le han devuelto sus pertenencias, incluyendo el pasaporte que presentó como prueba de su ciudadanía el día de su detención. Este hecho, aparentemente burocrático, añade una capa más de indignación a la experiencia traumática vivida por Javier y su familia. Su caso se suma a la creciente preocupación por el perfil racial en las acciones de las autoridades migratorias, un tema que ha generado fuertes debates y protestas en todo el país. ¿Cuántos casos similares al de Javier quedan sin denunciar o sin la atención mediática necesaria? ¿Qué medidas se deben tomar para garantizar que la ciudadanía sea respetada y que nadie sea detenido arbitrariamente por su origen étnico? La historia de Javier Ramírez es un llamado a la reflexión y a la acción para proteger los derechos de todos, sin importar su procedencia. Es una historia que, lamentablemente, resuena con la realidad de muchos en un país que se enorgullece de ser una nación de inmigrantes.
Fuente: El Heraldo de México