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29 de agosto de 2025 a las 09:20

CDMX: ¿Videovigilancia = Seguridad?

La Ciudad de México se encuentra en un punto de inflexión en materia de seguridad pública. La apuesta decidida por la tecnología, en particular la videovigilancia potenciada con inteligencia artificial, la sitúa en la vanguardia latinoamericana y la proyecta hacia un escenario de mayor control y capacidad de respuesta ante el delito. Sin embargo, este avance tecnológico no está exento de desafíos. El camino que ha emprendido la capital mexicana, con la instalación de miles de nuevas cámaras y una inversión millonaria, la coloca en una posición privilegiada para combatir la delincuencia, pero al mismo tiempo, abre un debate crucial sobre el equilibrio entre seguridad y libertades individuales.

La experiencia internacional nos ofrece ejemplos valiosos, tanto de aciertos como de riesgos. Ciudades como Londres, con su extensa red de cámaras, o Beijing, con su sofisticado sistema de reconocimiento facial, muestran el potencial de estas tecnologías para la disuasión y el esclarecimiento de delitos. La rápida identificación y captura de sospechosos, la reconstrucción de eventos y la generación de patrones de comportamiento a partir de datos biométricos son solo algunas de las ventajas que ofrece la videovigilancia inteligente. No obstante, el modelo chino, por ejemplo, también nos alerta sobre el peligro de la vigilancia masiva y el control social. La pregunta que surge es: ¿cómo aprovechar el potencial de la tecnología sin comprometer los derechos fundamentales de los ciudadanos?

En este contexto, la Ciudad de México tiene la oportunidad de construir un modelo propio, que combine la eficacia en la lucha contra el crimen con el respeto irrestricto a la privacidad y la transparencia en el manejo de la información. El fortalecimiento del C5, la capacitación continua del personal a cargo de los sistemas de vigilancia y la implementación de mecanismos de supervisión ciudadana son piezas clave para garantizar un uso responsable de la tecnología. La experiencia internacional, con sus luces y sombras, debe servir como guía para evitar los excesos y asegurar que la seguridad no se convierta en sinónimo de control indiscriminado.

Es innegable que la videovigilancia, combinada con la inteligencia artificial, ofrece herramientas poderosas para mejorar la seguridad urbana. La posibilidad de analizar grandes volúmenes de datos en tiempo real, identificar patrones de comportamiento sospechoso y predecir posibles incidentes delictivos representa un salto cualitativo en la capacidad de respuesta de las autoridades. Sin embargo, este potencial debe estar siempre al servicio de la ciudadanía, no en su contra. La transparencia en el acceso a la información, la rendición de cuentas por parte de las autoridades y la participación activa de la sociedad civil son elementos esenciales para construir un modelo de seguridad que sea a la vez eficaz y respetuoso de los derechos humanos.

El futuro de la seguridad urbana en la Ciudad de México se dibuja con trazos de innovación tecnológica, pero también con la necesidad de un debate profundo sobre los límites éticos y legales de la vigilancia. El reto es encontrar el punto de equilibrio entre la protección de la ciudadanía y la preservación de las libertades individuales. La construcción de un modelo de seguridad que sea a la vez inteligente y respetuoso de los derechos humanos es una tarea compleja, pero fundamental para el desarrollo de una sociedad democrática y segura. La inversión en tecnología es importante, pero no suficiente. La clave está en la implementación de políticas públicas que garanticen la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana en la construcción de un futuro más seguro para todos.

Fuente: El Heraldo de México