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29 de agosto de 2025 a las 07:35

Alerta: Rabia humana cobra otra víctima en México

Un escalofrío recorre la espina dorsal al conocer la noticia: un hombre pierde la vida a causa de la rabia, un recordatorio sombrío de que esta enfermedad, aunque controlable, sigue latente. El caso, originado en Tonila, Jalisco, tras el ataque de un animal no especificado a mediados de mayo, nos obliga a reflexionar sobre la importancia de la prevención y la pronta atención médica. Imaginemos la angustia de esos primeros días, el cansancio inexplicable, el entumecimiento alrededor de la herida, quizá minimizado, atribuido al propio incidente. Un escenario que, lamentablemente, se torna en una pesadilla a medida que los síntomas neurológicos se agudizan, obligando al paciente a buscar atención médica primero en su estado natal y, posteriormente, en un hospital privado de Colima, en busca de respuestas y alivio.

La cronología de los hechos nos muestra la rápida progresión de la enfermedad. Del malestar inicial a la gravedad extrema en cuestión de semanas. El ingreso al Hospital General Zona 1 del IMSS el 17 de agosto, en estado crítico, pinta un cuadro desolador. A pesar de los esfuerzos médicos, el desenlace fatal es inevitable, dejando una estela de dolor y una profunda preocupación. Aunque el caso se registrará en Jalisco, lugar de la agresión, la alerta resuena en Colima y en todo el país. Colima, libre de casos de rabia humana en residentes desde 1987, ve cómo esta enfermedad, casi erradicada, vuelve a asomar con crudeza, recordándonos su potencial devastador.

Más allá del dolor inmediato, este caso nos llama a la acción. La rabia, una enfermedad viral que ataca el sistema nervioso central, se transmite principalmente por la mordedura de un animal infectado. Pero no solo la mordedura es un riesgo, el contacto de la saliva con heridas abiertas o mucosas también puede ser una vía de contagio. Conocer esto es fundamental para entender la magnitud del peligro y tomar las precauciones necesarias. Pensar en los síntomas iniciales, tan comunes a otras dolencias –fiebre, dolor de cabeza, malestar general, hormigueo o picazón en la zona afectada– nos insta a no subestimar ninguna señal y buscar atención médica ante la mínima sospecha, especialmente si ha habido contacto con animales.

La evolución de la enfermedad, de síntomas inespecíficos a signos severos como ansiedad, dificultad para tragar, espasmos musculares y alteraciones neurológicas graves, es una carrera contra el tiempo. Un tiempo que, en ausencia de un tratamiento oportuno, puede significar la diferencia entre la vida y la muerte. La vacunación, una herramienta sencilla y accesible, se alza como el escudo más eficaz contra esta amenaza. Vacunar a nuestras mascotas, perros y gatos, no es solo un acto de responsabilidad individual, es un compromiso con la salud pública, una barrera que protege a nuestras familias y a la comunidad entera.

El llamado de la Secretaría de Salud de Colima a mantener al día la vacunación antirrábica de animales domésticos, ganado y otras especies en riesgo, es un eco que debe resonar en cada hogar. Desde el primer mes de vida, incluso en hembras gestantes o lactantes, la vacuna es segura y vital. No esperemos a la tragedia para actuar. Informémonos, vacunemos a nuestros animales y, ante cualquier sospecha, busquemos atención médica inmediata. La rabia es una enfermedad prevenible. No permitamos que el miedo nos paralice, que la desinformación nos venza. Tomemos las riendas de nuestra salud y protejamos a quienes amamos. La prevención es la clave, la vacunación es la solución.

Fuente: El Heraldo de México