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29 de agosto de 2025 a las 16:10
Adiós a la Chilindrina: Su última voluntad.
La noticia de la hospitalización de María Antonieta de las Nieves, "La Chilindrina", sin duda ha conmocionado a varias generaciones. Si bien afortunadamente ya se encuentra en casa recuperándose, la revelación de sus preparativos funerarios ha generado una mezcla de sorpresa, curiosidad y hasta ternura entre sus seguidores. Imaginen, la icónica figura infantil, con su inconfundible voz y sus pecas, planeando su último adiós con la misma meticulosidad y peculiaridad que caracterizan a su entrañable personaje.
No se trata solo de un ataúd, sino de uno cuidadosamente seleccionado, adornado con imágenes de la Virgen de Guadalupe, un detalle que nos habla de su fe y sus creencias. Ha elegido la agencia funeraria, el atuendo, incluso ha pensado en el maquillaje. Es como si estuviera organizando una última función, una despedida cuidadosamente orquestada para su público, ese público que la ha acompañado durante décadas.
Y es que, ¿cómo separar a María Antonieta de La Chilindrina? Para millones, son una sola entidad. Crecimos con sus travesuras en la vecindad, reímos con sus ocurrencias y nos conmovimos con sus tristezas. La Chilindrina forma parte del imaginario colectivo latinoamericano, un símbolo de la infancia, de la nostalgia y de la comedia.
Por eso, su deseo de ser velada como el personaje que la catapultó a la fama no resulta descabellado. Es un acto de amor hacia su público, una forma de perpetuar la magia de La Chilindrina incluso después de su partida. Es como si quisiera decirnos: "No se preocupen, La Chilindrina siempre estará con ustedes".
Sin embargo, esta decisión no ha sido del agrado de su familia. Quizás les resulte difícil conciliar la solemnidad de la muerte con la imagen lúdica del personaje. Es comprensible. Para ellos, María Antonieta es madre, abuela, un ser querido que trasciende la figura pública. Pero para "La Chilindrina", la línea entre la persona y el personaje es difusa. Ambas se funden en una sola identidad.
Este contraste entre el deseo de la actriz y la reticencia de su familia nos invita a reflexionar sobre la compleja relación entre la vida pública y la privada, sobre el legado que dejamos en el mundo y sobre cómo queremos ser recordados. En el caso de María Antonieta de las Nieves, la respuesta parece clara: quiere ser recordada como La Chilindrina, la niña traviesa que nos robó el corazón y que seguirá viviendo en nuestra memoria.
Y aunque afirma con seguridad que morirá dentro de 20 años, el hecho de tener todo preparado para su funeral nos habla de una mujer precavida, que afronta la realidad de la muerte con pragmatismo y con un toque de humor, ese humor que siempre la ha caracterizado. Mientras tanto, nos queda disfrutar de su presencia, agradecerle por las risas y esperar que, cuando llegue el momento de su despedida, se cumpla su último deseo, ese deseo de partir de este mundo vestida con el traje de La Chilindrina, la niña eterna que vivirá para siempre en nuestros corazones.
Fuente: El Heraldo de México