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28 de agosto de 2025 a las 21:45

Se busca: Alfredo Guzmán. Recompensa: $10 millones.

La sombra del Chapo se alarga sobre el imperio del narcotráfico. Diez millones de dólares. Esa es la cifra que el gobierno estadounidense ha puesto sobre la cabeza de Alfredo Guzmán Salazar, uno de los líderes de la facción conocida como "Los Chapitos" del Cártel de Sinaloa. Una cantidad que resuena con el eco de la guerra contra el narco, una batalla que parece no tener fin. Este nuevo capítulo en la persecución de los herederos del imperio criminal construido por Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera, revela la creciente preocupación de las autoridades estadounidenses por la persistencia del poderío de Los Chapitos. No se trata solo de un golpe económico, sino de un mensaje directo: el legado del Chapo no quedará impune.

La designación de Los Chapitos como organización terrorista por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos subraya la gravedad de la situación. El fentanilo, la droga que inunda las calles norteamericanas y siembra muerte a su paso, es el detonante de esta nueva ofensiva. La crisis de salud pública generada por el tráfico de esta sustancia ha llevado al gobierno de Estados Unidos a intensificar sus esfuerzos para desmantelar las redes de narcotráfico, y Los Chapitos se encuentran en el centro de la mira.

La recompensa por Alfredo Guzmán Salazar se suma a la ya ofrecida por su hermano, Iván Archivaldo Guzmán, también por 10 millones de dólares. Dos piezas clave en el tablero del narcotráfico, consideradas "armadas y peligrosas". La polémica generada por la descripción de la "mirada ardiente" de Iván Archivaldo, lejos de minimizar la amenaza, pone de manifiesto la complejidad de la figura de estos nuevos capos. ¿Son meros herederos de un imperio criminal o líderes con la capacidad de reinventar y fortalecer el cártel?

La captura de figuras importantes dentro del Cártel de Sinaloa, como José Ángel Canobbio Inzunza, alias "El Güerito"; Kevin Alonso Gil Acosta, alias "El 200" y Mauro Alejandro Núñez Ojeda, alias "El Jando", podría interpretarse como una señal de debilitamiento. Sin embargo, las palabras del secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, resuenan como una advertencia: el Cártel de Sinaloa está lejos de desaparecer. A pesar de los golpes recibidos, la organización criminal se adapta, se reorganiza y continúa operando.

La lucha contra el narcotráfico es una guerra de desgaste, una partida de ajedrez donde cada movimiento tiene consecuencias impredecibles. La recompensa por Alfredo Guzmán Salazar es un nuevo capítulo en esta historia, una jugada estratégica que busca desestabilizar el liderazgo de Los Chapitos y debilitar el flujo de fentanilo hacia Estados Unidos. Pero, ¿será suficiente para detener la maquinaria del narcotráfico? El tiempo lo dirá. Lo que es cierto es que la sombra del Chapo sigue presente, y la batalla por el control del imperio de la droga continúa.

Fuente: El Heraldo de México