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28 de agosto de 2025 a las 18:50

Peligro Invisible: La Fosfina en Portobelo

Un verano que prometía descanso y alegría se transformó en una tragedia imborrable para la familia Martínez Canro. La idílica isla de San Andrés, bañada por el turquesa del Caribe, se convirtió en el escenario de un suceso que ha conmocionado a Colombia entera. Tito Nelson Martínez Hernández, Viviana Andrea Canro Zuluaga y su pequeño hijo, Kevin Matías, perdieron la vida en circunstancias que, inicialmente, parecían un enigma. El hallazgo de sus cuerpos sin signos de violencia en la habitación del Hotel Portobelo, acompañado de un olor peculiar, desató una ola de interrogantes y especulaciones.

Las autoridades locales, con la premura que el caso exigía, iniciaron una exhaustiva investigación para desentrañar el misterio. Mientras tanto, el dolor y la incredulidad se apoderaban de sus seres queridos, incluyendo al abuelo del pequeño Kevin, quien protagonizó el desgarrador descubrimiento al ir a buscarlos a su habitación. Un viaje familiar, concebido para crear memorias felices, se transformó en una pesadilla inimaginable.

Finalmente, el dictamen de Medicina Legal de la Fiscalía de Colombia arrojó luz sobre la tragedia: la causa del fallecimiento fue intoxicación por fosfina. Esta revelación, lejos de cerrar el caso, abrió un nuevo capítulo de preguntas. ¿Qué es la fosfina? ¿Cómo llegó esta sustancia a la habitación de la familia? ¿Se trató de un accidente o de una negligencia?

La fosfina, un gas incoloro e inflamable con un característico olor a ajo o pescado podrido, se utiliza habitualmente como insecticida para el control de plagas. Su alta toxicidad la convierte en una sustancia peligrosa, cuyo manejo requiere de extremas precauciones. La Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades de Estados Unidos (ATSDR) advierte sobre los graves efectos que la exposición a la fosfina puede tener en la salud, incluyendo dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos, diarrea, dolor abdominal, dificultad para respirar, e incluso, en casos severos, la muerte.

Si bien la exposición a niveles significativos de fosfina no es común en la mayoría de las familias, la tragedia de San Andrés pone de manifiesto la importancia de un control riguroso en el uso de plaguicidas. La posibilidad de que alimentos contaminados con fosfuro metálico, precursor de la fosfina al entrar en contacto con el ácido del estómago, puedan ser una fuente de intoxicación, subraya la necesidad de implementar medidas de seguridad alimentaria más estrictas.

Las autoridades continúan investigando las circunstancias precisas que llevaron a la presencia de fosfina en la habitación del hotel. Se analizan todas las hipótesis, desde una fumigación inadecuada hasta la posibilidad de una fuga accidental. Mientras tanto, la tragedia de la familia Martínez Canro sirve como un doloroso recordatorio de la importancia de la prevención y del manejo responsable de sustancias tóxicas. Un recordatorio que, esperamos, contribuya a evitar que sucesos similares vuelvan a ocurrir. La búsqueda de respuestas y la exigencia de justicia por parte de los familiares y la sociedad colombiana, se suma al clamor por una mayor regulación y control en el uso de pesticidas, para que el anhelo de unas vacaciones tranquilas no se convierta en una tragedia irreversible.

Fuente: El Heraldo de México