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29 de agosto de 2025 a las 01:40
¿Pantallas = Ludopatía?
La creciente preocupación en torno al uso desmedido de dispositivos móviles en niños y adolescentes no es una simple anécdota, sino una realidad que golpea a las familias nayaritas y que exige atención inmediata. El Instituto Marakame, un referente en la salud mental en la región, ha reportado un incremento significativo en las consultas de padres angustiados por la aparente falta de límites de sus hijos con celulares y tabletas. Esta situación, lejos de ser trivial, enciende las alarmas sobre las posibles consecuencias a largo plazo en el desarrollo integral de los menores.
Dinora Partida, directora del Instituto, ha hecho un llamado enérgico a la concientización familiar. No se trata de demonizar la tecnología, sino de entender que su uso descontrolado, especialmente en etapas tempranas, puede ser un camino directo hacia la ludopatía. Esos juegos aparentemente inocentes, esos mundos virtuales que cautivan a los más pequeños, pueden esconder una adicción en potencia, con consecuencias devastadoras para su salud mental y su futuro.
La evidencia científica respalda las advertencias de la especialista. El uso excesivo de dispositivos móviles impacta directamente en el desarrollo del córtex prefrontal, el área del cerebro responsable de las funciones ejecutivas, la toma de decisiones y la regulación emocional. Niños y niñas inmersos en el mundo virtual pierden la capacidad de autorregularse, de gestionar sus emociones y de interactuar sanamente con su entorno. Se vuelven irritables, impulsivos y con dificultades para concentrarse. La falta de control sobre sus impulsos los lleva a aislarse, a refugiarse en la pantalla y a rechazar la convivencia familiar y social.
El panorama se vuelve aún más complejo ante la falta de centros especializados que puedan atender esta problemática específica. Sin embargo, Dinora Partida insiste en la importancia de la prevención. Los padres, como primeros responsables del bienestar de sus hijos, deben tomar las riendas de la situación. Establecer límites claros en el uso de dispositivos, fomentar actividades al aire libre, promover el diálogo y la interacción familiar son medidas cruciales para evitar que los niños caigan en las garras de la adicción virtual. No se trata de prohibir, sino de educar. De enseñarles a utilizar la tecnología de forma responsable, como una herramienta que enriquezca su vida, no que la domine.
La falta de intervención oportuna puede tener consecuencias devastadoras. Niños y niñas con un uso problemático de dispositivos móviles no solo enfrentan dificultades académicas y sociales, sino que también son víctimas de estigmatización. Su comportamiento, a menudo incomprendido por quienes los rodean, los lleva a ser etiquetados como “problemáticos”, “rebeldes” o “antisociales”. Este estigma, lejos de ayudar, profundiza su aislamiento y dificulta su reinserción en la sociedad.
El llamado a la acción es urgente. Familias, educadores, instituciones y sociedad en general deben unirse para enfrentar este desafío. La salud mental de nuestros niños y niñas está en juego. No podemos permitir que las pantallas les roben su infancia, su capacidad de socializar y su potencial para un futuro pleno y saludable. Es hora de actuar, de educar y de construir un entorno donde la tecnología sea una aliada, no una amenaza.
Fuente: El Heraldo de México