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28 de agosto de 2025 a las 09:40

Olmeca Calla a la Oposición

La soberanía energética, un tema que ha resonado con fuerza en los últimos años, se consolida como una estrategia visionaria en México. Los resultados hablan por sí solos: excedentes petroleros que superan los 335 mil millones de pesos en tan solo los primeros cuatro meses del año. Estas cifras, contundentes e irrefutables, desmontan los agoreros pronósticos de la oposición, quienes vaticinaban un fracaso rotundo para la Refinería Olmeca, también conocida como Dos Bocas. Hoy, esta magna obra no solo se ha pagado prácticamente a sí misma, sino que, con los ingresos adicionales generados entre mayo y junio, que ascienden a la impresionante suma de 17 mil millones de dólares, podríamos, incluso, construir otra refinería de la misma envergadura sin necesidad de recurrir al endeudamiento externo ni afectar los programas sociales que benefician a millones de mexicanos.

El contexto internacional, marcado por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania y el consecuente aumento en los precios del petróleo, pone de relieve la importancia de la visión anticipada del gobierno mexicano. Mientras otras naciones, incluyendo a Estados Unidos, luchan contra una inflación galopante que impacta directamente en el costo de los combustibles, México ha logrado mantener la estabilidad en los precios de la gasolina desde 2018. Esta estabilidad, sin duda, es fruto de la política de priorizar la soberanía energética, una decisión estratégica que, a pesar de las críticas y la campaña de desprestigio orquestada por la oposición, ha dado frutos innegables.

Recordemos las voces agoreras, los "dos bocas" del PRI y el PAN que insistían en que la refinería era una mala idea. Afortunadamente, el expresidente Andrés Manuel López Obrador perseveró en su visión y hoy, la Refinería Olmeca se erige como un símbolo de la autodeterminación y la capacidad de México para forjar su propio destino. Esta obra, concebida en un contexto internacional complejo, es un ejemplo de la apuesta por un futuro mejor, una apuesta que comparten los países más desarrollados: invertir en infraestructura estratégica para asegurar el bienestar de sus ciudadanos. México, rico en recursos naturales, no podía seguir cediendo su patrimonio a intereses extranjeros, como ocurrió durante décadas de gobiernos neoliberales.

Es inevitable recordar los sexenios de Fox y Calderón, en los que, a pesar de los ingentes ingresos petroleros que superaron los 500 mil millones de dólares, no se construyó ni una sola refinería. Incluso, Calderón llegó a plantear el cierre de las seis refinerías existentes en el país. Este contraste, tan evidente y doloroso, explica el silencio actual de la oposición. Saben que sus argumentos se han derrumbado ante la contundencia de los hechos.

Más aún, la apertura al capital privado en el sector petrolero en 2013, bajo la promesa de modernización, resultó en la creación de organismos autónomos como la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), que, lejos de proteger el interés nacional, legitimaron el despojo energético en beneficio de intereses ajenos. Esta política errática llevó a un aumento desproporcionado en el precio de la gasolina: 22.9% durante el gobierno de Calderón y 42.8% con Peña Nieto. La Cuarta Transformación, en cambio, logró revertir esta tendencia, con una disminución del 5.2% en el precio de los combustibles y una ligera reducción adicional del 0.4% con Sheinbaum.

La Refinería Olmeca es, sin lugar a dudas, un proyecto futurista que demuestra que cuando se gobierna para el pueblo, los resultados son tangibles. Es un logro emblemático de la Cuarta Transformación, un testimonio de la capacidad de México para construir un futuro próspero y soberano. A pesar de las mentiras y la desinformación propagada por la oposición, los datos son irrefutables: la Refinería Olmeca se ha pagado sola, fortalece nuestra industria petrolera y devuelve a la nación la dignidad que merece.

Fuente: El Heraldo de México