
28 de agosto de 2025 a las 09:41
¡Noroña los dejó sin chamba!
La sombra de la incertidumbre se cierne sobre casi dos millones de trabajadores del Estado mexicano. Maestros, personal de salud, burócratas, soldados, guardias nacionales y policías, todos ellos esperan con ansia un aumento salarial que les permitiría alcanzar los 18 mil pesos mensuales. Una reforma constitucional, aprobada por unanimidad en ambas cámaras del Congreso y ratificada por la mayoría de los congresos estatales, prometía este alivio económico desde el próximo 1 de enero. Sin embargo, a escasas horas del plazo fatal, la promesa se tambalea peligrosamente al borde del precipicio.
El destino de esta reforma, y por ende, el bienestar de millones de familias, yace en manos de un solo hombre: el senador Gerardo Fernández Noroña. En su calidad de presidente de la Mesa Directiva del Senado, es él quien debe emitir la declaratoria de constitucionalidad, el último paso para que la reforma vea la luz y entre en vigor. Diez largos meses han transcurrido desde la aprobación de la reforma, y el silencio del senador Noroña se ha vuelto ensordecedor. Mañana, 29 de agosto, el plazo expira, y con él, la esperanza de un futuro más digno para los servidores públicos.
La ironía es amarga. Mientras casi dos millones de trabajadores luchan por un salario que les permita cubrir sus necesidades básicas, el senador Noroña disfruta de un sueldo neto mensual de 131,874 pesos, una cifra que contrasta abismalmente con los 18 mil pesos que reclaman los trabajadores. Este ingreso, según reportes, le ha permitido adquirir una lujosa residencia en Tepoztlán, valuada en 12 millones de pesos. Ante las críticas por su estilo de vida, el senador ha declarado que no tiene "ninguna obligación personal de ser austero", una afirmación que ha generado indignación y desconcierto entre la población.
La inacción del senador Noroña no solo pone en riesgo el incremento salarial, sino que también amenaza con desestabilizar las previsiones presupuestales. Los 39,864 millones de pesos anuales destinados a este aumento podrían perderse si la declaratoria no se emite a tiempo. Esto representaría un duro golpe para la economía de las familias mexicanas y un retroceso en la lucha por la justicia social.
La actitud del senador ha sido calificada por muchos como indolente e irresponsable. Su silencio, interpretado como una muestra de desprecio hacia las necesidades de los trabajadores, ha generado una ola de críticas y protestas en redes sociales y medios de comunicación. La pregunta que resuena en todos los rincones del país es: ¿Por qué el senador Noroña se niega a firmar la declaratoria? ¿Cuáles son sus motivos para mantener en vilo el futuro de millones de familias?
Mientras el reloj avanza inexorablemente hacia la fecha límite, la angustia y la incertidumbre se apoderan de los trabajadores del Estado. La promesa de un salario digno se desvanece en el horizonte, mientras la figura del senador Noroña se yergue como un obstáculo infranqueable. El futuro de la reforma, y con él, el bienestar de millones de mexicanos, pende de un hilo. La mirada del país está puesta en el senador, esperando una respuesta que, hasta el momento, se niega a llegar. El tiempo se agota.
Más allá de la problemática salarial, el comportamiento del senador Noroña ha sido objeto de controversia en otras ocasiones. Su estilo confrontativo y su cercanía con figuras políticas polémicas, como Nicolás Maduro, han generado debate y división en la opinión pública. Su reciente altercado físico con un legislador del PRI, en el que se vieron involucrados golpes y empujones, ha añadido un nuevo capítulo a su historial de controversias. Estos episodios, sumados a su negativa a firmar la declaratoria de constitucionalidad, pintan un retrato complejo y preocupante de un político que, en lugar de servir al pueblo, parece más interesado en alimentar su propia imagen y defender sus intereses personales.
Fuente: El Heraldo de México