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28 de agosto de 2025 a las 05:40
México y Brasil: Alianza Estratégica
La reciente visita del vicepresidente brasileño, Geraldo Alckmin, a México ha encendido un faro de optimismo sobre la futura relación bilateral. Más allá de la cordialidad diplomática, se respira un aire de pragmatismo y ambición compartida. Alckmin, portando un "gran abrazo" del presidente Lula da Silva para la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, no escatimó en elogios y en la manifestación clara de un deseo: estrechar lazos con México en todos los frentes. No se trata solo de palabras, sino de una delegación robusta de más de cien empresarios brasileños, una clara señal de que Brasil ve en México un socio estratégico con un potencial inmenso.
El foco está puesto en la complementariedad. El canciller Juan Ramón de la Fuente lo ha dicho con precisión: México y Brasil, dos gigantes latinoamericanos con una población combinada que supera los 346 millones de personas, pueden lograr mucho más juntos que por separado. La visión compartida de ambos gobiernos, con un énfasis en la transición energética, la protección sanitaria y ambiental, la diversificación productiva y la inclusión social, dibuja un horizonte prometedor para la colaboración. El Plan México, mencionado por de la Fuente, se presenta como una plataforma idónea para la creación de cadenas de valor comunes y el impulso a la innovación.
La economía es, sin duda, el motor de esta renovada alianza. Con un intercambio comercial que se acerca a los 14 mil millones de dólares, la ambición es ir mucho más allá. Alckmin ha sido claro: Brasil quiere comprar más de México y que México compre más de Brasil. Se busca un crecimiento exponencial, no un simple incremento. Y no se limita al intercambio de bienes. Se habla de cooperación en ciencia, tecnología, finanzas, e incluso de facilitar los trámites migratorios con la implementación de la visa electrónica.
El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, ha hablado de "política de la voluntad", un compromiso tangible para que esta colaboración se traduzca en resultados concretos. Se ha comprometido a dar seguimiento a los acuerdos y a medir los avances, con la promesa de un futuro encuentro, quizás en Brasil, para evaluar el progreso alcanzado. Este enfoque pragmático, centrado en resultados, es un signo alentador.
Más allá del ámbito económico, se vislumbran colaboraciones en áreas cruciales como la salud. El secretario de Salud, David Kershenobich Stalnikowitz, ha planteado la posibilidad de una agencia regulatoria conjunta para Latinoamérica, un paso audaz que podría transformar el panorama farmacéutico de la región. La fabricación de medicamentos API, en la que China e India han dominado el mercado, se presenta como una oportunidad para fortalecer la autonomía regional. Además, se ha mencionado un acuerdo para la eliminación del dengue, una enfermedad que afecta de manera significativa a ambos países.
La invitación a la inversión es clara y contundente. Altagracia Gómez Sierra, coordinadora del Consejo Asesor de Desarrollo Económico Regional y Relocalización, ha hecho un llamado a la acción, instando a los empresarios brasileños a ir más allá del "fútbol y la fiesta" y a apostar por México. Un llamado a "vencer el cinismo" y a trabajar con pasión, perseverancia y un patriotismo inclusivo.
En un mundo convulsionado por la incertidumbre económica, la alianza entre México y Brasil se presenta como un faro de esperanza. Una apuesta por la cooperación, la complementariedad y el crecimiento compartido. Un paso firme hacia un futuro más próspero para ambas naciones y para la región en su conjunto. Queda por ver cómo se materializan estas ambiciosas propuestas, pero el optimismo es palpable. El camino está trazado y la voluntad política parece inquebrantable. El tiempo dirá si esta renovada alianza se consolida como un motor de desarrollo para Latinoamérica.
Fuente: El Heraldo de México