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28 de agosto de 2025 a las 08:15
¿Justicia para Manuel?
El eco del bramido fatal aún resuena en la Plaza de Toros de Campo Pequeño. La arena, testigo silencioso de tantas faenas, ahora guarda la memoria de la tragedia que segó la vida de Manuel María Trindade, un joven de tan solo 22 años, cuya pasión por los forcados lo llevó a un encuentro definitivo con un toro de 700 kilos. La imagen del impacto, del cuerpo joven estrellándose contra las tablas, persiste en la retina de quienes presenciaron el terrible suceso. La rápida intervención de sus compañeros y del equipo médico, la angustiosa carrera hacia el Hospital de Santa María, y el posterior traslado al Hospital de São José, donde se confirmó la "muerte cerebral", dibujan un cuadro desolador que ha conmovido a Portugal.
Más allá del luto y la consternación, la voz de una madre desgarrada se alza entre el clamor de la polémica. Alzira Beringel, con el corazón roto por la pérdida de su hijo, se enfrenta no solo al dolor inimaginable de la ausencia, sino también a la crueldad de los juicios emitidos desde la distancia anónima de las redes sociales. Sus palabras, cargadas de un dolor profundo y una dignidad admirable, interpelan a quienes se alegran ante la desgracia: "¿Lo conocieron como para alegrarse de su muerte? ¿Saben si le gustaban los animales?". La imagen que Alzira comparte, la de Manuel rodeado del cariño de sus perros, animales que "dormían con él y se reían a su llegada", contrasta con la frialdad de los comentarios que ha recibido. Una imagen que humaniza al joven torero, que lo muestra en la intimidad de su hogar, lejos de la arena y el peligro, rodeado del afecto incondicional de sus mascotas. Es un testimonio conmovedor que nos recuerda que detrás de cada figura pública, de cada noticia, hay una vida, una historia, un ser humano con afectos y seres queridos.
La valentía de Alzira no se limita a defender la memoria de su hijo. También reivindica el derecho a la libertad de elección en una sociedad democrática. A pesar del dolor que le causan los "comentarios inteligentes", como ella los llama con una ironía cargada de tristeza, reafirma que "cada uno es libre de gustar lo que le gusta". Una declaración que trasciende el caso particular de la tauromaquia y nos invita a reflexionar sobre el respeto a las diferencias y la tolerancia en un mundo cada vez más polarizado.
Mientras la familia y amigos de Manuel lloran su pérdida, las condolencias se suceden desde diversos ámbitos de la sociedad portuguesa. La Asociación Nacional de Grupos de Forcados (ANGF) ha expresado su profundo pesar, destacando la valentía del joven forcado. Carlos Pinto de Sá, Presidente de la Cámara Municipal de Évora, también se ha sumado a las muestras de dolor y solidaridad con la familia. El trágico suceso ha reabierto el debate sobre la tauromaquia, una tradición arraigada en la cultura portuguesa que, sin embargo, cada vez cuenta con más detractores. La muerte de Manuel María Trindade, un joven que amaba a los animales y arriesgaba su vida en la arena, nos interpela a todos sobre los límites de la tradición, el valor de la vida y el respeto que nos debemos como seres humanos.
Fuente: El Heraldo de México