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29 de agosto de 2025 a las 01:05

Justicia clara y cercana para todos.

Un nuevo viento sopla en los tribunales de justicia de México. La esperanza se dibuja en los rostros de la ciudadanía, expectante ante la promesa de una justicia más justa, más cercana y, sobre todo, más eficaz. Siete de cada diez mexicanos, según una reciente encuesta, depositan su confianza en la nueva composición de la Suprema Corte de Justicia, un pleno histórico que no solo cuenta con una mayoría de mujeres, sino que también se enorgullece de tener a un presidente de origen indígena. Este cambio, sin precedentes, se percibe como un paso firme hacia una representación más inclusiva y una mayor sensibilidad hacia las necesidades de todos los mexicanos. El 69% de los encuestados, una cifra contundente, espera una mejora significativa en la impartición de justicia, mientras que un 19% adicional confía en que, al menos, habrá una mejora perceptible. El próximo 1 de septiembre, fecha que ya se marca en el calendario como un hito en la historia judicial del país, estos nueve ministros electos asumirán sus funciones, cargando sobre sus hombros el peso de las expectativas de una nación que anhela un sistema judicial más transparente y eficiente.

La ministra electa Sara Irene Herrerías Guerra, en una entrevista exclusiva, ha expresado con firmeza su compromiso de impulsar una justicia más ágil y accesible para todos, con especial atención a aquellos grupos que históricamente han sido marginados y vulnerados. Sus palabras resuenan con la fuerza de la convicción: "Estamos comprometidos a darle a la gente la justicia que espera, una justicia experta, ágil, comprensible y que ofrezca respuestas reales a sus conflictos". Esta declaración de intenciones no se limita a una simple promesa, sino que se traduce en una visión clara de cómo la Suprema Corte debe funcionar: como un órgano al servicio de la ciudadanía, no ajeno a sus problemas, sino comprometido con la resolución efectiva de los mismos.

La labor de la Corte, como bien señala la ministra Herrerías, va más allá de la resolución de casos de gran trascendencia constitucional. Su impacto real, su influencia cotidiana, se encuentra en los criterios de jurisprudencia que establece, los cuales marcan la pauta obligatoria para todos los impartidores de justicia del país. En estas directrices, en la interpretación de la ley, reside la clave para construir un sistema judicial más justo y equitativo. "Si logramos que estos nuevos criterios respondan a lo que la ciudadanía pide -una justicia cercana, sin impunidad y sin corrupción-, estaremos cumpliendo con nuestra función", subraya la ministra. Un mensaje claro y directo que pone el acento en la responsabilidad de la Corte de responder a las demandas de la sociedad.

En cuanto a la relación entre los poderes del Estado, Herrerías Guerra defiende la importancia de la división de funciones como pilar fundamental de la democracia, pero advierte que esta división no debe interpretarse como una confrontación. La colaboración, la coordinación entre los diferentes poderes, es esencial para el buen funcionamiento del Estado. "Todos somos servidores públicos y nos debemos a la ciudadanía", afirma con contundencia, recordando la responsabilidad compartida de trabajar por el bien común.

El gran reto, el desafío que se presenta ante esta nueva Suprema Corte, es lograr interpretaciones legales más sensibles hacia los sectores vulnerables, aplicando la ley con una perspectiva que tenga en cuenta las circunstancias específicas de estos grupos históricamente olvidados. "Queremos aplicar la ley con una interpretación más cercana a estos grupos, pero siempre dentro del marco legal, no creando nuevas normas", aclara la ministra, estableciendo así los límites de la interpretación judicial y reafirmando el compromiso con el Estado de Derecho.

La llegada de esta nueva era judicial genera una ola de optimismo en México. La ciudadanía espera, con razón, una justicia más justa, más accesible y más eficiente. La promesa de una Suprema Corte más representativa, con una mayor sensibilidad hacia los sectores vulnerables, abre una ventana de esperanza hacia un futuro donde la justicia sea, verdaderamente, para todos.

Fuente: El Heraldo de México