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28 de agosto de 2025 a las 16:10

Fantasma toca timbre en autobús vacío cerca de panteón.

Un escalofrío recorre la espalda al escuchar el relato del conductor argentino. Imaginen la escena: la noche cerrada, la carretera solitaria iluminada apenas por los faros del autobús, y el silencio roto únicamente por el ronroneo del motor. De pronto, al pasar frente a las silenciosas puertas del cementerio, un sonido agudo y metálico: ¡el timbre! El conductor, un hombre curtido en las rutas nocturnas, asegura que no es la primera vez. Cada vez que su recorrido lo lleva junto al camposanto, el timbre resuena fantasmal en el vacío del vehículo. "Lo filmó para que me crean", dice, su voz teñida de un asombro que no puede ocultar. Las imágenes, compartidas en TikTok, muestran la desolación del interior del autobús. Ni un alma a bordo, salvo la suya. Y sin embargo, el timbre insiste, como un pasajero invisible que reclama su parada.

La historia ha corrido como la pólvora en las redes sociales, acumulando miles de visualizaciones y comentarios. Algunos, con un humor teñido de nerviosismo, bromean sobre la posibilidad de un fantasma enamorado de la voz del conductor o de almas en pena que aún dependen del transporte público para sus asuntos en el más allá. Otros, más serios, se preguntan si se trata de una falla mecánica, una broma pesada o algo más… inexplicable. ¿Será que el timbre, en su fría mecánica, es capaz de captar algo que escapa a nuestros sentidos? ¿Un eco de las vidas que descansan tras los muros del cementerio? ¿Un mensaje del otro lado?

La incertidumbre es la verdadera protagonista de esta historia. Ese no saber, esa duda que nos asalta al pensar en la posibilidad de lo desconocido, es lo que realmente nos perturba. El conductor, testigo directo de este misterio rodante, confiesa un sentimiento de horror. Un horror que no nace del miedo a lo tangible, sino de la inquietante presencia de lo invisible. Porque, ¿qué hay más aterrador que lo que no podemos ver, pero sí sentir? ¿Que lo que no podemos explicar, pero sí experimentar?

El video, breve pero impactante, nos deja con más preguntas que respuestas. ¿Qué buscaba esa entidad invisible al pulsar el timbre? ¿Simplemente hacerse notar? ¿Recordarnos que hay realidades más allá de nuestra comprensión? O quizás, ¿se trataba de un alma solitaria, buscando un último viaje a casa? La próxima vez que pasen junto a un cementerio en la quietud de la noche, presten atención. Quizás, entre el silencio, escuchen el débil sonido de un timbre… y recuerden la historia del conductor argentino y su pasajero fantasmal. Y si el timbre suena en su propio vehículo, piensen dos veces antes de detenerse. Nunca se sabe quién, o qué, podría estar esperando del otro lado.

Fuente: El Heraldo de México