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28 de agosto de 2025 a las 19:30

El último frío de Itzel: una niña huérfana

El silencio que reinaba en la Carretera Federal México-Cuernavaca, roto solo por el murmullo del tráfico, se transformó en un grito ahogado de dolor el 27 de agosto. La tragedia tiñó el asfalto en San Pedro Mártir, Tlalpan, cuando la vida de Itzel, una joven madre de apenas 30 años, se apagó tras un fatal accidente de motocicleta. El eco de su último susurro, "Tengo frío", aún resuena en la memoria de quienes presenciaron el devastador suceso, una frase desgarradora que encapsula la fragilidad de la vida y el abismo de la pérdida.

La comunidad de San Miguel Ajusco, donde Itzel era conocida y querida, se encuentra sumida en la tristeza. Vecinos la recuerdan como una mujer dedicada por completo a su pequeña hija, una madre amorosa cuyo mundo giraba en torno al bienestar de su niña. Ahora, esa pequeña enfrentará el futuro sin la guía y el amor incondicional de su madre, un vacío imposible de llenar. La tragedia trasciende el dolor físico y se convierte en una herida emocional profunda, una cicatriz que marcará para siempre a la familia y a la comunidad.

La incertidumbre rodea las circunstancias del accidente. Si bien Itzel portaba el equipo de protección adecuado, casco y guantes, y circulaba con precaución según testigos, la fatalidad la encontró al salir de una curva en el kilómetro 21, dirección a la Ciudad de México. La hipótesis que cobra fuerza es la intervención de un tercer vehículo, un automovilista que, tras el impacto, huyó cobardemente del lugar, abandonando a Itzel a su suerte y sumiendo a todos en la confusión. Este acto de irresponsabilidad e inhumanidad ha generado una ola de indignación entre quienes presenciaron la escena y la comunidad en general. La exigencia de justicia resuena con fuerza: se pide a las autoridades que revisen minuciosamente las grabaciones de las cámaras de seguridad de la zona para identificar al responsable y que se aplique todo el peso de la ley.

Mientras Itzel yacía en el asfalto, aún consciente tras el impacto, varios automovilistas se detuvieron para prestar auxilio, intentando reconfortarla mientras llegaban los servicios de emergencia. Esos minutos, cargados de angustia e impotencia, quedaron grabados a fuego en la memoria de los presentes. El susurro de Itzel, "Tengo frío", seguido del lento cerrar de sus ojos y su último suspiro, son un testimonio desgarrador de la tragedia. A pesar de los esfuerzos por reanimarla, la joven madre perdió la vida en el lugar del accidente.

La escena, profundamente conmovedora, unió a vecinos y desconocidos en un abrazo de dolor compartido. La llegada de los familiares de Itzel al lugar del accidente fue un momento desgarrador. El silencio, roto solo por los sollozos, se apoderó del ambiente mientras esperaban el levantamiento del cuerpo. La comunidad de San Miguel Ajusco se ha unido para apoyar a la familia en estos momentos de inmenso dolor, ofreciendo consuelo y acompañamiento ante la irreparable pérdida. La búsqueda de justicia para Itzel se convierte en un clamor colectivo, un compromiso para que su muerte no quede impune y para que su hija, aunque sin su madre, pueda crecer sabiendo que se hizo todo lo posible para esclarecer la verdad y honrar su memoria. La investigación continúa, con la esperanza de que pronto se pueda identificar y llevar ante la justicia al responsable de esta tragedia que ha dejado un vacío irreparable en la vida de una pequeña niña y en el corazón de una comunidad.

Fuente: El Heraldo de México