
Inicio > Noticias > Etiqueta y Educación
28 de agosto de 2025 a las 10:05
Domina las 7 frases de la gente culta
El lenguaje, espejo del alma y reflejo de nuestra educación, se convierte en un fascinante prisma a través del cual analizamos la forma en que nos relacionamos con el mundo. No se trata meramente de una herramienta de comunicación, sino de un complejo entramado de códigos, normas y sutilezas que revelan nuestros valores, nuestra consideración hacia los demás y, en definitiva, nuestra educación. Las palabras que elegimos, el tono que empleamos, la manera en que construimos nuestras frases, todo ello conforma un retrato preciso de quiénes somos y cómo percibimos a quienes nos rodean.
En una sociedad cada vez más globalizada y diversa, la cortesía lingüística se erige como un pilar fundamental para la convivencia. El Instituto Cervantes, referente indiscutible en la difusión de la lengua española, subraya la importancia del lenguaje cortés como un instrumento de cohesión social, un puente que facilita la interacción respetuosa entre individuos de diferentes contextos y culturas. Imaginemos un mundo sin las "palabras mágicas": "por favor", "gracias", "disculpe". La comunicación se tornaría áspera, las relaciones se erosionarían y la armonía social se vería seriamente comprometida.
La Real Academia Española (RAE), guardiana de la pureza y la riqueza de nuestro idioma, también pone el acento en la importancia de cultivar los buenos usos lingüísticos. No se trata de un mero apego a la tradición o a la norma, sino de una apuesta por la claridad, la precisión y la fluidez en la comunicación. Un lenguaje correcto, alejado de vulgarismos e imprecisiones, nos permite expresarnos con mayor eficacia y evitar malentendidos. Además, contribuye a preservar la belleza y la riqueza de nuestra lengua, un patrimonio cultural que debemos proteger y transmitir a las generaciones futuras.
Pero la educación en el lenguaje no se limita a la corrección gramatical o al uso de un vocabulario refinado. Va mucho más allá. Se trata, como bien señalan los expertos de la RAE, de una auténtica habilidad social que se nutre de la actitud y la intención comunicativa. Podemos emplear las palabras más cultas y las frases más elaboradas, pero si nuestra actitud es arrogante o despectiva, el mensaje se verá irremediablemente distorsionado. La verdadera educación se refleja en la empatía, en la capacidad de ponerse en el lugar del otro, en la escucha activa y en el respeto a las diferentes opiniones.
En un mundo dominado por la inmediatez y la superficialidad, es más importante que nunca cultivar la cortesía y el buen uso del lenguaje. No se trata de una simple cuestión de forma, sino de una apuesta por una comunicación más humana, más respetuosa y más eficaz. Las palabras tienen poder, pueden construir puentes o levantar muros. Elijamos con sabiduría las nuestras, convirtamos el lenguaje en una herramienta de entendimiento y de armonía. Recordemos que la forma en que nos comunicamos no solo revela nuestra educación, sino que también contribuye a construir el tipo de sociedad en la que queremos vivir.
Fuente: El Heraldo de México