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28 de agosto de 2025 a las 23:30

Domina el Rugido Buffalo

La rivalidad entre los Buffalo Bills y Patrick Mahomes se ha convertido en una de las más electrizantes de la NFL. Cuatro de las últimas cinco temporadas han visto a los Bills caer ante el poderío de Mahomes y los Chiefs en playoffs, dejando un sabor amargo en la afición búfalo. Este año, con Josh Allen brillando tras ser nombrado MVP de la temporada 2024, la esperanza de romper esa paternidad se renueva con más fuerza que nunca.

Allen, en sus siete años en la liga, ha demostrado una evolución constante. De un joven quarterback con un brazo potente pero a veces errático, se ha transformado en un mariscal de campo preciso y letal. La drástica reducción de intercepciones, de 18 en 2023 a solo 6 en 2024, es una prueba irrefutable de su madurez. Además, su capacidad para correr con el balón y castigar a las defensas rivales lo convierte en una doble amenaza. Con un promedio de más de cien acarreos por temporada, cada uno con una ganancia mínima de cinco yardas, Allen no solo lanza bombas, sino que también corre con la fuerza de un tanque.

El impacto del coordinador ofensivo Joe Brady en el juego de Allen es innegable. Su filosofía de "Todos Comen", donde cada jugador tiene la responsabilidad de ejecutar su rol a la perfección, ha democratizado la ofensiva de los Bills. El balón se reparte, no hay un receptor predilecto que acapare los pases, lo que se traduce en una ofensiva más impredecible y difícil de contener. La prueba está en los 13 jugadores diferentes que lograron al menos una recepción de anotación la temporada pasada.

Khalil Shakir, emergiendo como líder receptor con más de 800 yardas, es un ejemplo del éxito de esta estrategia. Su nuevo contrato de cuatro años por 60 millones de dólares es un reconocimiento a su talento y a su capacidad para aprovechar las oportunidades. Sin embargo, la mirada está puesta en Keon Coleman y Dalton Kincaid. Coleman, con un promedio de 20 yardas por recepción, necesita diversificar su juego y aprender a correr rutas más cortas e intermedias. Kincaid, por otro lado, enfrenta un reto mayor: revertir la tendencia a la baja de su rendimiento. Su presencia en la zona roja es crucial para el éxito del equipo, y se espera que en su tercera temporada logre consolidarse como el arma dominante que se proyectó al ser reclutado.

Mientras tanto, James Cook se ha convertido en una pieza fundamental del engranaje ofensivo. Sus 18 anotaciones totales en 2024 fueron clave para que los Bills impusieran un récord de franquicia con 63 anotaciones en una temporada. Su explosividad y capacidad para encontrar los huecos lo han consolidado como uno de los mejores corredores de la liga.

Pero no todo son buenas noticias en Buffalo. La investigación en torno a Maxwell Hairston, el esquinero novato, por una presunta agresión sexual, es una nube negra que se cierne sobre el equipo. Su posible suspensión sería un duro golpe para una defensiva secundaria que buscaba en él una pieza clave para su reconstrucción. La llegada de veteranos como Dane Jackson y Tre'Davious White buscaba apuntalar la defensa, pero la incertidumbre sobre Hairston añade un elemento de preocupación.

Bajo la dirección de Sean McDermott, los Bills han renacido. Siete apariciones en playoffs en los últimos años, tras casi dos décadas de ausencia, son testimonio de su liderazgo. La afición sueña con el Super Bowl, un trofeo que se les ha escapado en cuatro ocasiones. Este año, con un Josh Allen en su mejor momento y una ofensiva explosiva, la esperanza de alcanzar la gloria se renueva. ¿Lograrán finalmente los Bills romper la maldición y alzar el trofeo Vince Lombardi? La temporada 2025 promete ser apasionante.

Diego Carreño

@diegocarrenoff

Fuente: El Heraldo de México