
28 de agosto de 2025 a las 09:40
Domina el arte de la cortesía moderna
La fábula de "Las ropas nuevas del emperador" resuena con una inquietante familiaridad en el panorama político actual. Más allá de un cuento infantil, se erige como una advertencia sobre la peligrosa dinámica del poder y la adulación. La obra de Andersen, con su emperador desnudo y la corte fingiendo admiración por un atuendo inexistente, ilustra la facilidad con la que la verdad puede ser eclipsada por el interés personal y el miedo al disenso. Este fenómeno, lejos de ser una reliquia del pasado, se manifiesta en diversas formas en el complejo entramado político contemporáneo.
Desde tiempos inmemoriales, la figura del líder ha estado rodeada de una aureola de poder, susceptible de ser instrumentalizada por individuos ávidos de beneficios propios. La historia mexicana, con sus anécdotas de servilismo presidencial, ejemplifica esta tendencia. La supuesta pregunta "¿Qué hora es, señor Presidente?" seguida de la respuesta "La que usted diga", sea mito o realidad, revela la profunda raíz de la cortesanía en la cultura política. Este tipo de comportamiento, que prioriza la aprobación del poderoso por encima de la honestidad y la ética, puede observarse en diferentes contextos, trasciendiendo fronteras geográficas e ideologías.
El caso de China, con su lucha contra la corrupción, demuestra que ni siquiera los regímenes más rígidos son inmunes a las tentaciones del poder y la riqueza. Las campañas periódicas para controlar los excesos de funcionarios vinculados con el sector empresarial evidencian la persistencia de estas prácticas. De igual forma, escándalos de corrupción en países como España, Japón y Corea del Sur, a menudo relacionados con donaciones políticas y enriquecimiento ilícito, confirman la universalidad de este fenómeno.
El auge de líderes con un fuerte culto a la personalidad, como Vladimir Putin, Xi Jinping, Narendra Modi, Recep Tayyip Erdogan, Benjamin Netanyahu y, más recientemente, Donald Trump, crea un terreno fértil para la cortesanía. La concentración de poder en manos de un solo individuo, combinada con una narrativa que promueve la infalibilidad del líder, fomenta la adulación y el silenciamiento de las voces críticas. En el caso de Trump, las acusaciones de enriquecimiento personal y el clima de devoción que lo rodea generan preocupación sobre la salud de la democracia estadounidense.
En conclusión, la fábula de "Las ropas nuevas del emperador" nos ofrece una valiosa lección sobre los peligros de la cortesanía y la importancia de la crítica constructiva en una sociedad sana. La tendencia a priorizar la lealtad ciega por encima de la verdad y la ética puede tener consecuencias devastadoras, socavando las instituciones democráticas y permitiendo la corrupción y el abuso de poder. La historia, con sus numerosos ejemplos de liderazgos autoritarios y cultos a la personalidad, nos recuerda la necesidad de estar vigilantes y de defender la libertad de expresión y el pensamiento crítico.
Fuente: El Heraldo de México