
28 de agosto de 2025 a las 14:45
Celebra a tus abuelos: Historia y festejos
El lazo con los abuelos, un vínculo que trasciende generaciones, se celebra en México cada 28 de agosto. A diferencia del bullicio comercial que rodea otras festividades familiares, el Día de los Abuelos se vive con una ternura particular, un reconocimiento silencioso a la sabiduría y al cariño incondicional que representan estas figuras. Si bien la fecha oficial data de 1984, la tradición de honrar a los abuelos se remonta a décadas anteriores, un testimonio de la importancia que tienen en el tejido familiar mexicano.
Curiosamente, esta celebración coincide con el Día de las Personas Mayores, un recordatorio de que la vejez no es sinónimo de abuelidad, y viceversa. Existen abuelos jóvenes, llenos de vitalidad, que comparten juegos y aventuras con sus nietos. Y hay adultos mayores que, sin ser abuelos, atesoran la experiencia y la perspectiva que solo los años pueden brindar. Esta dualidad enriquece el panorama social y nos invita a reflexionar sobre el valor de cada etapa de la vida.
Más allá de las fechas oficiales, la figura del abuelo resuena en la memoria colectiva. Son ellos los guardianes de las historias familiares, los que con paciencia infinita narran anécdotas de un tiempo pasado, transmitiendo tradiciones y valores de generación en generación. Sus arrugas son mapas de vida, cada una con una historia que contar, un aprendizaje que compartir. ¿Quién no recuerda las tardes de domingo en casa de los abuelos, el aroma a comida casera, los cuentos antes de dormir, la sensación de cobijo y amor incondicional?
En un mundo cada vez más acelerado, donde las familias se dispersan y el contacto se vuelve virtual, la presencia de los abuelos se convierte en un ancla, un punto de referencia que nos conecta con nuestras raíces. Son ellos quienes nos recuerdan de dónde venimos, quiénes somos y hacia dónde vamos. Su experiencia, acumulada a lo largo de los años, es un tesoro invaluable que debemos apreciar y proteger.
El cuidado de los abuelos, a medida que envejecen, es una responsabilidad compartida. El INAPAM, con sus programas y beneficios, se convierte en un aliado para las personas mayores, brindándoles apoyo y recursos para una vida digna y plena. Pero más allá de las instituciones, es en el seno familiar donde se teje la verdadera red de apoyo. Acompañar a nuestros abuelos en esta etapa de la vida, retribuirles el amor y el cuidado que nos brindaron en nuestra infancia, es un acto de amor y gratitud que nos enriquece a todos.
Desde las entrañables "abu" y "nana" hasta los cariñosos apodos regionales, la forma en que nos referimos a nuestros abuelos refleja la cercanía y el afecto que sentimos por ellos. Las fotografías que adornan nuestros hogares, los recuerdos que atesoramos en el corazón, son un testimonio del legado que nos dejan. Un legado que va más allá de los bienes materiales, un legado de amor, sabiduría y valores que nos acompañará siempre. Porque el vínculo con los abuelos es un tesoro que trasciende el tiempo y las generaciones.
Fuente: El Heraldo de México