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28 de agosto de 2025 a las 09:40

Bonafont: ¿La Próxima Danone?

La aparente contradicción entre el discurso global de Danone sobre la protección de los recursos hídricos y la realidad que se vive en la región Cholulteca de Puebla, genera una profunda inquietud. Mientras la empresa, a nivel internacional, presume su ambiciosa política de sostenibilidad y su estrategia 4R (reducir, reutilizar, reciclar y/o recuperar el agua), las comunidades de Puebla denuncian la escasez de agua y la devastación ambiental, incluyendo un enorme socavón, atribuidos a las prácticas de su filial Bonafont. Esta discrepancia entre la retórica y la acción plantea serias dudas sobre la sinceridad del compromiso de Danone con la sostenibilidad.

La carta del CEO de Danone, Antoine de Saint-Affrique, resalta la importancia de una naturaleza saludable para cumplir la misión de la empresa: "llevar salud a través de la alimentación al mayor número de personas posible". Sin embargo, la situación en Puebla nos obliga a cuestionar si la naturaleza, tal como la está tratando Bonafont, realmente permite cumplir con dicha misión. ¿De qué sirve promover la salud a través de la alimentación si al mismo tiempo se destruye el entorno que la hace posible?

Si bien Danone presume sus acciones de reciclaje y la integración de su política hídrica en su estrategia de sostenibilidad, Danone Impact Journey, la realidad en el terreno contradice estos esfuerzos. La empresa habla de programas de gestión integrada de cuencas, soluciones basadas en la naturaleza como la agroforestería y la restauración de humedales, y del impulso de la agricultura regenerativa. Pero, ¿cómo se compatibilizan estas iniciativas con el presunto daño causado por Bonafont en Puebla? ¿Dónde está el impacto positivo en las comunidades que la empresa pregona? Garantizar una alimentación saludable no debería ser a costa del bienestar de las comunidades y la salud de los ecosistemas.

Es fundamental cuestionar la efectividad de las políticas de Danone cuando uno de sus afiliados es señalado como principal responsable del saqueo de agua en la región. Mientras la multinacional habla de reducir, reutilizar, reciclar y recuperar agua, no se percibe una estrategia clara para proteger los mantos acuíferos ni una preocupación real por la sobreexplotación del recurso. La responsabilidad social con las comunidades afectadas parece estar ausente del discurso de la empresa.

El caso del socavón en Santa María Zacatepec es un ejemplo palpable de las consecuencias de la supuesta sobreexplotación hídrica. Este fenómeno, que destruyó campos y casas, es visto por las comunidades como una consecuencia directa de la extracción indiscriminada de agua por parte de Bonafont. A pesar del tiempo transcurrido, ni Danone ni Bonafont han asumido públicamente la responsabilidad por el daño causado ni han ofrecido una reparación integral a las familias afectadas. Las políticas sostenibles de Danone parecen estar más enfocadas en el futuro que en remediar los errores del pasado.

La sobreexplotación del agua no puede ser vista como un simple negocio. Es un derecho humano fundamental. Cuando las comunidades se organizan para defender su territorio y sus recursos naturales, a menudo se enfrentan a la intimidación y al silencio impuesto por poderosos intereses.

La situación de Danone y Bonafont en Puebla nos invita a reflexionar sobre la coherencia entre el discurso y la práctica en materia de sostenibilidad. Es necesario exigir a las empresas que sus acciones se correspondan con sus promesas, y que la búsqueda del beneficio económico no se realice a costa del bienestar de las comunidades y la preservación del medio ambiente.

Fuente: El Heraldo de México