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28 de agosto de 2025 a las 11:25

Alerta: Pobreza laboral crece en México.

La sombra de la pobreza laboral se extiende sobre México. Las cifras del Inegi, como un termómetro social, revelan un aumento preocupante: 35.1% de la población, casi 46 millones de mexicanos, luchan por llevar el pan a la mesa. Imaginen la angustia de no poder garantizar la alimentación básica de sus familias, a pesar del esfuerzo diario. Este incremento de un punto porcentual respecto al mismo periodo del año anterior, enciende las alarmas y nos obliga a reflexionar sobre las grietas en nuestro sistema económico.

Si bien el ingreso laboral promedio ha experimentado un ligero aumento, alcanzando los 7,596.46 pesos mensuales, este dato esconde una profunda desigualdad. La brecha entre la formalidad y la informalidad persiste, con ingresos de 10,821.04 pesos para los primeros y apenas 5,257.55 pesos para los segundos. Esta disparidad revela la fragilidad del mercado laboral y la necesidad de impulsar políticas que promuevan la creación de empleos dignos y bien remunerados.

El panorama se vuelve aún más complejo al analizar las diferencias entre el ámbito rural y urbano. Mientras en las ciudades se observa una leve disminución de la pobreza laboral, en el campo la situación se agrava, con un aumento de 1.5 puntos porcentuales. Esta realidad nos recuerda la urgencia de implementar programas específicos que atiendan las necesidades del sector rural, promoviendo el desarrollo económico y la generación de oportunidades en estas zonas.

El contraste entre las entidades federativas también es revelador. Chiapas, Oaxaca y Guerrero encabezan la lista con las tasas más altas de pobreza laboral, superando el 50%. En el otro extremo, Baja California Sur, Quintana Roo y Baja California presentan porcentajes significativamente menores. Esta disparidad geográfica nos invita a cuestionar la eficacia de las políticas públicas y la necesidad de una distribución más equitativa de los recursos.

¿Qué significa vivir con la angustia constante de no poder cubrir las necesidades básicas? ¿Cómo impacta esta situación en la salud, la educación y el desarrollo de las familias mexicanas? Estas cifras no son solo números fríos, son rostros, historias de lucha y un llamado a la acción. Es necesario un diálogo nacional que involucre a todos los sectores de la sociedad para encontrar soluciones efectivas y construir un México más justo e inclusivo. Debemos preguntarnos, ¿qué podemos hacer para cambiar esta realidad? ¿Cómo podemos contribuir a la construcción de un futuro donde todos los mexicanos tengan la oportunidad de vivir con dignidad y bienestar? El desafío es grande, pero la esperanza de un México mejor nos impulsa a seguir adelante.

Fuente: El Heraldo de México