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27 de agosto de 2025 a las 09:25

Paz con soberanía: ¡Cooperación inteligente!

La seguridad en el siglo XXI exige un nuevo paradigma. Ya no se trata de fortificar fronteras con muros impenetrables, sino de tejer redes de cooperación que trasciendan las líneas geográficas. La delincuencia organizada, en su fluidez transnacional, se adapta y muta, aprovechando la porosidad de las fronteras y la velocidad de las comunicaciones digitales. Ante esta realidad, la respuesta debe ser igualmente dinámica, adaptativa y, sobre todo, conjunta.

El enfoque unilateral, anclado en la idea de la seguridad como un asunto exclusivamente nacional, ha demostrado ser insuficiente. La interconexión global demanda soluciones que abracen la corresponsabilidad y el diálogo. México, consciente de esta necesidad, ha apostado por una estrategia de cooperación internacional basada en el respeto mutuo y la soberanía. La postura de la presidenta Claudia Sheinbaum, "Nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho", resume la filosofía de un país que busca construir la paz a través del entendimiento y la colaboración.

La reciente reunión en Petén, Guatemala, entre los gobiernos de México y Guatemala, ilustra la concreción de esta visión. Los acuerdos alcanzados no se limitan a la gestión migratoria, sino que abarcan una agenda integral que busca proteger los derechos humanos de las personas en tránsito, retorno o residencia en la región. Este enfoque humanitario, centrado en la protección de las personas, marca un cambio significativo en la forma de abordar la seguridad regional. No se trata de una imposición de un país sobre otro, sino de una construcción conjunta de soluciones compartidas.

Este espíritu de colaboración también se refleja a nivel local. El convenio interestatal entre Chiapas y Veracruz demuestra que la seguridad se construye desde la base, desde los territorios y las comunidades. La visión del gobernador de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar, de una seguridad con rostro humano y raíces comunitarias, pone el énfasis en la prevención y la atención a las causas sociales de la violencia. Esta estrategia, que prioriza la justicia territorial y la escucha a las necesidades del pueblo, ha dado resultados tangibles. La disminución de la incidencia delictiva en Chiapas, evidenciada por los reportes del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), confirma la eficacia de un enfoque integral que articula la acción de las autoridades federales, estatales y locales.

La relación con Estados Unidos también ha sido abordada con firmeza y respeto. Ante las presiones y los discursos unilaterales, México ha mantenido una postura dialogante y estratégica, reafirmando la importancia de la cooperación y el respeto mutuo como pilares fundamentales para la construcción de una seguridad duradera. La propuesta de un acuerdo trinacional México-Guatemala-Estados Unidos se presenta como una vía prometedora para abordar los desafíos de seguridad de forma integral y coordinada.

La experiencia de Chiapas nos enseña que la paz no se decreta desde las altas esferas del poder, sino que se construye día a día, desde las comunidades, con la participación activa de la ciudadanía. La coordinación interinstitucional y el respeto a la soberanía son las dos caras de una misma moneda: la construcción de una paz justa y duradera que beneficie a todos los habitantes de la región. El camino hacia la seguridad regional no es fácil, pero la voluntad política y la convicción de que la cooperación es la única vía posible nos permiten vislumbrar un futuro donde las fronteras se conviertan en puentes de encuentro y no en muros de división.

Fuente: El Heraldo de México