
27 de agosto de 2025 a las 10:20
Huachicol: la sangría oculta de México
El huachicoleo, una llaga purulenta en el tejido económico de México, sigue desangrando las arcas nacionales a un ritmo alarmante. Cincuenta mil barriles diarios, una cifra que marea, se desvanecen en las sombras del mercado negro, dejando un agujero de 25 mil millones de pesos anuales en las finanzas públicas. A pesar de los esfuerzos del Gabinete de Seguridad y los golpes asestados por Omar García Harfuch, la hidra del huachicol renace con cada cabeza cercenada, extendiendo sus tentáculos más allá de la gasolina, alcanzando el gas licuado y el crudo, como un cáncer que se niega a remitir.
Este flagelo no es un brote reciente, sino una enfermedad crónica que ha empeorado en los últimos años, agravada por la ineficacia y la corrupción. Se incubó en sexenios anteriores, bajo la mirada complaciente o cómplice de Fox, Calderón y Peña Nieto, y se expandió con virulencia durante la administración de López Obrador. No se limita al simple robo de combustible, sino que ha mutado en una sofisticada red de evasión fiscal, el llamado “huachicol fiscal”, donde millones de litros de combustible entran al país sin pagar un solo peso en impuestos. Los decomisos históricos de 2025, en Tamaulipas, Ensenada, Tabasco y Coahuila, son apenas la punta del iceberg de una operación a gran escala. Y la paradoja es aún más dolorosa: Pemex, importando combustible sin pagar impuestos, bajo acuerdos pactados en las altas esferas del poder. Una práctica que, sumada a la ineficiencia administrativa, ha llevado a la petrolera a la peor crisis de su historia.
Mientras tanto, México, un país bendecido con una riqueza energética envidiable, se encuentra maniatado por la falta de recursos para explotar su propio potencial. La producción de Pemex, antaño un titán de 3.4 millones de barriles diarios, se ha desplomado a una meta de 1.8 millones, una cifra que parece un espejismo en el desierto de la ineficacia. La presidenta Sheinbaum lo reconoce, la realidad es ineludible: el saqueo continúa, no solo en ductos y transportes, sino en el corazón mismo de las instalaciones petroleras.
¿Cuál es el remedio para este mal endémico? ¿Es posible sanar a Pemex, este gigante herido, símbolo de la soberanía energética, ahora postrado en terapia intensiva? La respuesta no reside en paliativos, sino en una cirugía mayor, en una profunda reestructuración que reconozca la necesidad de la inversión privada. La pregunta no es si el Estado puede curar la enfermedad, sino si tendrá la voluntad política para realizar la operación que el paciente necesita. De no hacerlo, el pronóstico es reservado.
Y como si el drama del huachicol no fuera suficiente, el escenario político se agita con las disputas internas de Morena. Gerardo Fernández Noroña, con su estilo característico, lanza dardos envenenados contra Rutilio Escandón, cónsul de México en Miami, por sus declaraciones sobre el centro migratorio "Alligator Alcatraz". El calificativo de "cretino, cabrón y servil" resuena en los pasillos del poder, revelando las tensiones y fracturas dentro del partido gobernante. Y es que Rutilio, cuñado de Adán Augusto López, toca una fibra sensible en el entramado político, desatando la furia de Noroña. Una muestra más de que en Morena, como dice el dicho popular, "cuando la perra es brava, hasta a los de casa muerde". Y parafraseando al filósofo… ¿cómo era que se llamaba?… “En Morena no necesitan oposición: ellos solitos se muerden”.
Fuente: El Heraldo de México