
27 de agosto de 2025 a las 09:35
¡Hipocresía al Descubierto!
La declaración de culpabilidad de Ismael "El Mayo" Zambada no es un punto final, sino un desafortunado etcétera en la larga y sangrienta historia del narcotráfico. Sus palabras, al admitir haber sobornado a políticos, militares y policías, resuenan como un eco macabro que confirma lo que muchos mexicanos ya sabíamos: la corrupción es el aceite que engrasa la maquinaria criminal. No se trata de una revelación, sino de la cruda confirmación de una realidad que carcome las entrañas de nuestro país.
La hipocresía del gobierno estadounidense se hace evidente en su discurso triunfalista. Celebrar la captura de un capo, mientras se ignora la demanda de drogas que alimenta el negocio y el flujo de armas que lo arma, es un ejercicio de cinismo. Pam Bondi y el resto de la administración estadounidense parecen olvidar convenientemente que el problema del narcotráfico es una serpiente de dos cabezas, y mientras ellos cortan una en Nueva York, la otra se regenera en México, alimentada por la insaciable sed de narcóticos del norte y la facilidad con la que las armas cruzan la frontera.
Atrapar capos no es la solución, es una curita en una herida profunda. Sinaloa, que ha vivido la captura de "El Chapo" y ahora la declaración de "El Mayo", es testigo de ello. La estructura criminal se adapta, se reorganiza, y un nuevo líder emerge de las sombras. Es un ciclo perverso que solo se romperá cuando se ataquen las raíces del problema: la corrupción, la impunidad y la demanda.
Necesitamos una estrategia integral, no una colección de victorias pirotécnicas. La justicia no puede ser un espectáculo mediático, sino un proceso profundo que desmantele las redes de complicidad que protegen al narcotráfico. La cooperación entre México y Estados Unidos debe ir más allá de la retórica y traducirse en acciones concretas: un mayor control del flujo de armas, una lucha frontal contra el lavado de dinero y un compromiso real para reducir la demanda de drogas.
Mientras tanto, las comunidades mexicanas siguen atrapadas en el fuego cruzado, víctimas del abandono institucional, la extorsión y la violencia. Sus voces, ahogadas por el ruido de las declaraciones y las capturas, claman por justicia, por seguridad, por un futuro libre del yugo del narcotráfico. Es a ellas a quienes debemos dirigir nuestros esfuerzos, no a la celebración de capturas que, si bien importantes, no representan la solución definitiva.
El caso de "El Mayo" Zambada debe ser un llamado a la reflexión, una oportunidad para repensar la estrategia y construir un camino hacia una verdadera solución. No podemos seguir repitiendo los mismos errores, esperando resultados diferentes. La justicia, la cooperación y una estrategia binacional que priorice a las víctimas son las únicas armas que pueden derrotar al monstruo del narcotráfico. El tiempo de la teatralidad ha terminado, es hora de actuar con firmeza y determinación.
Fuente: El Heraldo de México