
27 de agosto de 2025 a las 22:25
Escuelas de Hidalgo sin computadoras tras vacaciones
La tranquilidad del periodo vacacional se ha visto empañada por una serie de incidentes que nos obligan a reflexionar sobre la seguridad en nuestros centros educativos. Ocho robos de computadoras en planteles de Pachuca y Mineral de la Reforma han encendido las alarmas, aunque las autoridades educativas se apresuran a contextualizar la cifra. Con más de siete mil quinientos planteles de nivel básico en el estado, el Secretario de Educación Pública, Natividad Castrejón Valdez, subraya que el promedio es de un robo por cada mil escuelas. ¿Es suficiente este dato para tranquilizarnos? ¿O nos invita a profundizar en las medidas de seguridad y prevención que resguardan el futuro de nuestros hijos?
Si bien es cierto que ocho robos en un universo tan amplio pueden parecer una cifra aislada, cada incidente representa una pérdida significativa para la comunidad educativa afectada. Imaginemos la frustración de los docentes al regresar a las aulas y encontrar sus herramientas de trabajo desaparecidas, el impacto en la planificación de sus clases y, sobre todo, la vulnerabilidad que sienten al ver comprometida la seguridad de su espacio laboral. Más allá del valor económico de los equipos sustraídos, se roba la tranquilidad, la confianza y la posibilidad de un inicio de ciclo escolar sin contratiempos.
Ante esta situación, la colaboración entre la Secretaría de Educación Pública (SEPH), la Secretaría de Seguridad Pública (SSPH) y las policías municipales se vuelve crucial. Reforzar los operativos en las escuelas, especialmente en aquellas ubicadas en zonas con menor vigilancia, es una medida urgente. La participación de los padres de familia, vigilantes de primera línea en muchas comunidades, es un recurso invaluable que debe ser impulsado y coordinado de manera efectiva. No se trata solo de revisar las condiciones de los planteles, sino de tejer una red de protección comunitaria que disuada a los delincuentes y fortalezca el sentido de pertenencia.
El Secretario Castrejón Valdez ha confirmado la existencia de un seguro para cubrir las pérdidas económicas, una medida previsible y necesaria. Sin embargo, la opacidad en torno al monto de los recursos destinados a este fin genera interrogantes. La transparencia en la gestión de estos fondos es fundamental para garantizar la confianza de la comunidad educativa y asegurar que los recursos se utilicen de manera eficiente para la reposición de los equipos y el fortalecimiento de las medidas de seguridad.
Más allá de los robos, la sombra de la violencia escolar se cierne sobre el panorama educativo. Los 840 casos registrados durante el ciclo escolar que concluyó, aunque atendidos de forma individualizada, nos obligan a una profunda reflexión. Violencia física, psicológica, sexual o simbólica: cada una de estas manifestaciones representa una herida en el tejido social de nuestras escuelas. El llamado a la denuncia por parte de los estudiantes es un paso importante, pero debe ir acompañado de una cultura de escucha y acompañamiento que les brinde la confianza necesaria para alzar la voz sin temor a represalias.
La capacitación de los docentes en la detección y prevención de la violencia escolar es una inversión fundamental. Dotarles de las herramientas necesarias para identificar las señales de alerta, mediar en conflictos y promover un ambiente de respeto y convivencia pacífica es esencial. Asimismo, la colaboración de los padres de familia, desde la prevención en el hogar y el diálogo constante con sus hijos, es un pilar fundamental para construir una comunidad educativa segura y libre de violencia. El reto es grande, pero la responsabilidad compartida nos permitirá avanzar hacia un futuro donde la educación sea sinónimo de seguridad, tranquilidad y desarrollo integral para todos nuestros niños y jóvenes.
Fuente: El Heraldo de México