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28 de agosto de 2025 a las 00:20
El móvil: ¿El nuevo invitado en tu mesa?
La mesa familiar, antaño un santuario de anécdotas, risas compartidas y el aroma reconfortante de la comida casera, se encuentra en una encrucijada. La omnipresencia de la tecnología, en particular de los teléfonos celulares y la televisión, ha transformado este espacio fundamental de la convivencia. Ya no solo compartimos alimentos, sino también nuestra atención con las pantallas brillantes que nos reclaman desde el otro lado de la mesa. Nueve de cada diez mexicanos, según un reciente estudio, sucumben a la tentación del dispositivo electrónico durante la comida. Imaginemos la escena: el plato humeante frente a nosotros, la familia reunida… y la mirada perdida en el brillo hipnótico de una pantalla.
Este hábito, aparentemente inofensivo, erosiona silenciosamente la calidad de nuestras relaciones familiares. La ENDUTIH del Inegi nos recuerda que el mexicano promedio pasa 4.4 horas diarias pegado al celular. Un tiempo considerable que, a menudo, coincide con el horario de la comida, ese momento que antes reservábamos para la conexión genuina con nuestros seres queridos. ¿Qué nos estamos perdiendo mientras revisamos las notificaciones? ¿Cuántas historias, risas y confidencias se desvanecen en el aire, eclipsadas por la urgencia virtual?
La distracción digital no solo nos aleja del presente, sino que también se convierte en un foco de conflicto. Seis de cada diez discusiones en la mesa familiar giran en torno a la intromisión de las pantallas. La ironía es palpable: la tecnología, diseñada para conectarnos con el mundo, nos desconecta de quienes tenemos más cerca. Si bien un pequeño porcentaje (8%) reporta un uso positivo de los dispositivos durante la comida, como compartir fotos o videos, la balanza se inclina abrumadoramente hacia el lado negativo.
La contradicción es aún más evidente cuando analizamos nuestras propias actitudes. Reconocemos los efectos nocivos de la tecnología en la mesa, pero pocos tomamos medidas concretas para cambiar la situación. Cuatro de cada diez familias carecen de estrategias para limitar el uso de dispositivos durante las comidas. Nos debatimos entre el deseo de conectar y la adicción a la pantalla. ¿Es la comodidad digital más fuerte que el anhelo de una verdadera conexión humana?
La brecha generacional también juega un papel importante. Los adultos entre 36 y 65 años muestran mayor disposición a dejar el celular de lado, mientras que los jóvenes, entre 16 y 35 años, se aferran con mayor tenacidad a sus dispositivos. Sin embargo, un dato esperanzador emerge de la encuesta: el 60% de los participantes afirma que prestaría más atención a sus seres queridos en ausencia de pantallas, y un 75% considera que conversar sobre el día a día fortalece los lazos familiares. Esto nos habla de un anhelo latente, una necesidad profunda de recuperar la esencia de la convivencia familiar.
La mesa, a pesar de todo, sigue siendo un espacio simbólico. Un lugar donde no solo nutrimos nuestros cuerpos, sino también nuestras almas. Compartimos emociones, recuerdos, tradiciones… construimos la historia familiar plato a plato, conversación a conversación. Aunque solo un 5% considere imprescindible comer sin pantallas, la mayoría percibe la comida como una oportunidad para conectar emocionalmente.
La responsabilidad de rescatar la mesa familiar no recae únicamente en las campañas de empresas como Nestlé, que buscan revalorizar la convivencia. Es un compromiso que debemos asumir individualmente, en cada hogar. Se trata de encontrar un equilibrio entre la tecnología y el encuentro humano, de recordar que la conexión virtual nunca podrá reemplazar la calidez de una mirada, la fuerza de un abrazo o la magia de una conversación compartida alrededor de la mesa. Es hora de apagar las pantallas y encender la conexión familiar.
Fuente: El Heraldo de México