
27 de agosto de 2025 a las 09:35
Despierta: El Nuevo Orden y la Transpolítica
La inquietud por el futuro, por el devenir de nuestras sociedades, es una constante que nos acompaña. Hoy, más que nunca, esa inquietud se intensifica ante la evidente fatiga de los sistemas que nos rigen. Asistimos a un cambio de época, un reacomodo del tablero internacional donde las grandes potencias pugnan por redefinir las reglas del juego a su conveniencia. El descontento generalizado, la frustración ante las promesas incumplidas del colectivismo y del liberalismo económico a ultranza, nos empujan a buscar alternativas, a imaginar nuevos horizontes.
En este contexto, las ideas de Rocco Buttiglione, sobre la interpretación transpolítica de la historia, cobran una especial relevancia. Su planteamiento nos invita a reflexionar sobre la profunda interconexión entre cultura, economía, política y, de manera crucial, la dimensión religiosa, en la configuración de la realidad social. Buttiglione, citando a pensadores como Augusto del Noce y Alberto Methol Ferré, nos recuerda que la economía no es una entidad autónoma, sino que está intrínsecamente ligada a la autoconciencia del hombre, a su sistema de valores y a la percepción que tiene de sí mismo y de su lugar en el mundo.
Esta visión transpolítica nos aleja de los determinismos históricos, de la idea de un futuro predefinido e inamovible. Nos abre a la posibilidad, a la esperanza de construir un futuro diferente, un futuro basado en la justicia, la solidaridad y el respeto a la dignidad humana. No se trata de una utopía ingenua, sino de una apuesta por la capacidad del ser humano para transformar su realidad, para elegir el bien común por encima de los intereses particulares.
En el caso específico de México, la necesidad de un nuevo modelo de desarrollo es apremiante. Un modelo que trascienda las viejas fórmulas y que dé respuesta a las demandas de justicia social, seguridad y bienestar de todos los mexicanos. Un modelo que reconozca y valore la riqueza de nuestra diversidad cultural, que promueva la participación ciudadana y que fortalezca nuestras instituciones democráticas.
La construcción de este nuevo modelo requiere un diálogo nacional incluyente, donde todas las voces sean escuchadas. Un diálogo que nos permita identificar las posibilidades de desarrollo humano integral y solidario, que nos inspire a trabajar juntos por un México más justo, más próspero y más humano. El desafío es grande, pero la oportunidad de construir un futuro mejor está en nuestras manos. No podemos permitir que el pesimismo y la resignación nos paralicen. Es tiempo de actuar, de comprometernos con la transformación de nuestro país. El futuro no está escrito, lo escribimos nosotros con nuestras decisiones y acciones de cada día. La interpretación transpolítica de la historia nos brinda un marco conceptual para comprender la complejidad de la realidad y para actuar con responsabilidad en la construcción de un futuro más humano y solidario.
La tarea que tenemos por delante exige liderazgos comprometidos con el bien común, capaces de inspirar y movilizar a la sociedad. Liderazgos que privilegien el diálogo y la concertación por encima de la confrontación y la polarización. Liderazgos que entiendan que el desarrollo no se mide únicamente en términos económicos, sino también en términos de justicia social, equidad y bienestar para todos.
El camino hacia un futuro mejor no es fácil, pero es posible. Requiere valentía, determinación y, sobre todo, la convicción de que un mundo mejor es posible. La interpretación transpolítica de la historia nos invita a asumir la responsabilidad que nos corresponde en la construcción de ese futuro. Un futuro donde la dignidad humana, la justicia y la solidaridad sean los pilares fundamentales de nuestras sociedades.
Fuente: El Heraldo de México