
27 de agosto de 2025 a las 12:55
Alerta Mundial: 1 de cada 4 sufre esto
La crisis del agua potable: una realidad que afecta a millones
La escasez de agua potable no es un problema del futuro, es una cruda realidad que afecta a una cuarta parte de la población mundial, condenando a millones a un ciclo de enfermedades, pobreza y exclusión social. Si bien se han logrado avances en la última década, el informe de la OMS y Unicef nos golpea con la alarmante cifra de 2.100 millones de personas sin acceso a agua potable gestionada de forma segura. Imaginen, más de 100 millones de personas bebiendo directamente de fuentes superficiales sin tratar, exponiéndose a un sinfín de patógenos y contaminantes. Este escenario no es una imagen abstracta, es la vida diaria de comunidades enteras, especialmente en países de bajos ingresos.
La brecha entre países ricos y pobres se amplía aún más cuando hablamos de acceso al agua. La cobertura de agua potable gestionada de forma segura en países de bajos ingresos es significativamente inferior – 38 puntos porcentuales – a la de países con mayores recursos. Esta desigualdad golpea con mayor fuerza a las comunidades más vulnerables: las zonas rurales, donde la infraestructura es precaria; los niños, cuyo desarrollo se ve comprometido por la falta de higiene; y las minorías étnicas e indígenas, que a menudo enfrentan discriminación y marginación.
No podemos hablar de agua potable sin abordar la problemática del saneamiento, un aspecto fundamental para la salud pública y la dignidad humana. Las cifras son igual de preocupantes: 3.400 millones de personas sin saneamiento gestionado de forma segura y 1.700 millones sin servicios básicos. La imagen de 354 millones de personas practicando la defecación al aire libre es una bofetada a nuestra conciencia colectiva. Esta práctica, además de ser degradante, propaga enfermedades y contamina el medio ambiente, perpetuando el círculo vicioso de la pobreza.
La falta de acceso a agua potable, saneamiento e higiene no es simplemente un problema de infraestructura, es una cuestión de derechos humanos. Negar estos servicios básicos es condenar a millones a una vida precaria y sin oportunidades. Las palabras de Ruediger Krech, director interino de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS, resuenan con fuerza: "El agua, el saneamiento y la higiene no son privilegios, son derechos humanos fundamentales". Es un llamado a la acción, una exhortación a acelerar las medidas, a priorizar la inversión en infraestructuras y a garantizar que las comunidades más marginadas tengan acceso a estos servicios esenciales.
El reto es enorme, pero no podemos permitirnos la inacción. La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible depende, en gran medida, de nuestra capacidad para garantizar el acceso universal al agua potable y al saneamiento. No se trata solo de construir pozos o instalar tuberías, se trata de construir un futuro más justo y equitativo para todos. Debemos impulsar políticas públicas que promuevan la gestión sostenible del agua, la educación en higiene y el empoderamiento de las comunidades. Solo así podremos romper el ciclo de la pobreza y garantizar un futuro digno para las generaciones venideras. La crisis del agua no es un problema ajeno, es una responsabilidad compartida que exige nuestra atención y nuestro compromiso. El tiempo de actuar es ahora.
Fuente: El Heraldo de México