
28 de agosto de 2025 a las 02:20
Alerta: Gusano barrenador amenaza la salud pública
La sombra del gusano barrenador se cierne amenazante sobre el sector ganadero mexicano, y la preocupación late con fuerza en el corazón de quienes dependen de esta industria. José Manuel Gochicoa Matienzo, al frente de “Ganado Mejor”, ha alzado la voz en una entrevista reveladora con Adriana Delgado en Heraldo Radio, donde desgrana un panorama complejo y plagado de incertidumbres. No se trata solo de números, sino del sustento de familias, de la salud de la economía nacional, y de un problema que, de no atenderse con la debida urgencia, podría escalar a dimensiones insospechadas.
Gochicoa Matienzo no se limita a señalar el problema, sino que ofrece una perspectiva histórica, recordando la eficacia del método empleado en 1972: la liberación de moscas estériles. Un método que logró controlar la plaga y que, lamentablemente, parece haber caído en el olvido. El cierre de la planta de Chiapas, encargada de este proceso, nos deja con una única instalación operativa en Panamá y la promesa de una nueva planta en México… para 2026. Una espera que se antoja eterna ante la voracidad del gusano barrenador y la urgencia de la situación. ¿Es suficiente con la futura planta en México, considerando la magnitud del desafío? ¿Podrá Panamá, sola, abastecer la demanda regional mientras tanto? Estas son preguntas que exigen respuestas inmediatas.
El impacto económico de esta crisis no se puede ignorar. La limitación en la movilidad del ganado, impuesta como medida de contención, ha asestado un duro golpe a la exportación, pero también al mercado interno. La drástica caída del precio del becerro, de 150-160 pesos por kilo para exportación a tan solo 80 pesos en el mercado nacional, dibuja un escenario desolador. Multiplique esa diferencia por el millón de cabezas que solían exportarse, y la cifra de las pérdidas resulta abrumadora. Un golpe directo al bolsillo de los ganaderos y una amenaza para la estabilidad de la industria.
Pero el alcance del problema va más allá de lo económico. La reciente detección de un caso en humanos en Estados Unidos, importado desde Centroamérica, enciende las alarmas sobre la salud pública. El gusano barrenador deja de ser una amenaza exclusiva para el ganado y se convierte en un riesgo potencial para la población. ¿Estamos preparados para enfrentar un brote en humanos? ¿Qué medidas se están tomando para prevenirlo? La necesidad de una respuesta contundente por parte de las autoridades sanitarias es ineludible.
La comparación de las inversiones realizadas por México y Estados Unidos para combatir la plaga es simplemente demoledora. Mientras el país vecino destina 750 millones de dólares, México apenas ha invertido 24 millones en la nueva planta. Una diferencia abismal que plantea serias dudas sobre la prioridad que se le está dando a este problema. ¿Son suficientes 24 millones para proteger a la industria ganadera y a la salud pública? La respuesta de Gochicoa Matienzo es contundente: "No se ha hecho ni el 1% de lo que se realizó entre 1972 y 1980". Una afirmación que debería resonar en los oídos de quienes tienen la responsabilidad de tomar decisiones.
La posible reapertura de la frontera por parte de Estados Unidos para la exportación de ganado desde Chihuahua y Sonora ofrece un rayo de esperanza, pero no exento de condiciones. El cumplimiento de los requisitos sanitarios y la comprobación de que la plaga está retrocediendo son las claves para acceder a este mercado. Sin embargo, aunque se logre la reapertura, el daño a la industria mexicana ya está hecho. ¿Cómo se recuperará el sector de este golpe? ¿Qué medidas se implementarán para apoyar a los ganaderos afectados?
El gusano barrenador no es solo una plaga que afecta al ganado; es una amenaza que se extiende a la economía, a la salud pública y al futuro de una industria vital para México. La urgencia de la situación exige acciones concretas, inversiones significativas y una estrategia integral que vaya más allá de las promesas y se traduzca en resultados tangibles. El tiempo apremia, y la inacción solo agravará las consecuencias.
Fuente: El Heraldo de México