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27 de agosto de 2025 a las 22:40

Alerta: Deslave en Lomas de las Águilas

La noche se desplomó sobre Lomas de las Águilas con la misma fuerza que la tierra que se desprendió del cerro. Un rugido sordo, seguido del crujir de la madera y el estruendo de las piedras, despertó a los vecinos de la calle Picagregos. Eran cerca de las 11:00 pm, la hora en que la tranquilidad de la colonia se vio abruptamente interrumpida por un deslizamiento de tierra que dejó una cicatriz de 50 metros cuadrados en la ladera, una herida abierta que amenaza con seguir sangrando.

La imagen es desoladora. Un manto de tierra y piedras invade lo que antes eran patios y jardines. Tres viviendas, hasta ahora, han sufrido los embates de la naturaleza desatada. Los muros, antes protectores, ahora exhiben las marcas de la batalla: grietas que serpentean como venas abiertas, ventanas rotas que parecen ojos desorbitados por el terror, y escombros que se acumulan como testigos mudos de la tragedia.

El miedo se palpa en el ambiente. Los vecinos, con rostros marcados por la preocupación, observan con impotencia cómo la tierra que consideraban firme bajo sus pies se convierte en una amenaza latente. Sus hogares, su refugio, ahora son un espacio de incertidumbre. "El ruido fue espantoso", relata una vecina con la voz entrecortada, "pensamos que era un terremoto, pero al asomarnos vimos la tierra y las piedras cayendo sobre las casas. Fue aterrador".

La rápida respuesta de los elementos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y del cuerpo de Bomberos ha sido crucial para contener la situación. Las luces de las patrullas y el sonido de las sirenas rompen el silencio de la noche, mientras los equipos de rescate trabajan incansablemente para asegurar la zona. Se han colocado sellos de "Zona de Riesgo", una advertencia que pesa como una losa sobre los habitantes.

La preocupación se agudiza con las declaraciones de los especialistas. El cerro, agrietado y debilitado por las intensas lluvias de los últimos días, amenaza con nuevos deslizamientos. La tierra, saturada de agua, ha perdido su estabilidad, convirtiéndose en un peligro inminente para las viviendas que se aferran a la ladera.

Ahora, la espera se convierte en un tormento. Los vecinos aguardan con angustia el dictamen de Protección Civil, que determinará si sus hogares son seguros o si deberán abandonarlos. La incertidumbre del futuro se suma al dolor de las pérdidas materiales, creando un clima de desasosiego en la comunidad. La evacuación, una posibilidad que se cierne sobre ellos, significaría dejar atrás no solo sus casas, sino también sus recuerdos, su historia, su vida.

Mientras tanto, la lluvia sigue cayendo sobre Lomas de las Águilas, cada gota un recordatorio de la fuerza implacable de la naturaleza y de la fragilidad de la vida humana. La imagen de las casas dañadas, captadas por el lente de Mario Miranda, se convierte en un símbolo de la vulnerabilidad ante los embates del clima y en un llamado a la reflexión sobre la importancia de la prevención y la solidaridad en momentos de crisis. ¿Qué futuro les espera a los vecinos de la calle Picagregos? Solo el tiempo lo dirá. Por ahora, la comunidad se une en la esperanza y en la solidaridad, mientras espera con resignación el veredicto de las autoridades.

Fuente: El Heraldo de México