
26 de agosto de 2025 a las 23:05
Pocas mejoras en brecha salarial
La persistente desigualdad salarial entre hombres y mujeres en México sigue siendo un desafío apremiante, a pesar de los supuestos avances en materia de igualdad. Los datos revelados por el INEGI, a través de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022 y 2024, pintan un panorama preocupante. Lejos de cerrarse, la brecha salarial se mantiene prácticamente estancada, perpetuando una injusticia que afecta a millones de mujeres en el país.
La cifra es contundente: por cada peso que gana un hombre, una mujer recibe apenas 65 centavos. Este dato, por sí solo, revela la magnitud del problema. Si bien se observa una mínima variación respecto al 2022, donde la proporción era de 64.5 centavos por cada peso, la realidad es que el cambio es prácticamente insignificante y no representa un avance real hacia la equidad. Es alarmante que esta disparidad se replique en todos los grupos de edad, desde las jóvenes que inician su vida laboral hasta las mujeres mayores de 60 años. Esto evidencia un problema estructural que trasciende las generaciones y se arraiga en las bases mismas de nuestra sociedad.
La educación, a menudo considerada la llave para un futuro mejor, no parece ser suficiente para romper este círculo vicioso. Si bien es cierto que un mayor nivel educativo se correlaciona con mayores ingresos, la brecha de género persiste incluso en los niveles más altos de formación. El ejemplo de las personas con posgrado es ilustrativo: mientras un hombre con estudios de posgrado percibe un ingreso trimestral promedio de 112,900 pesos, una mujer con la misma formación recibe 77,189 pesos. Esta diferencia, de más de 35,000 pesos, demuestra que la desigualdad se mantiene incluso en los espacios académicos y profesionales más privilegiados.
La situación se agrava aún más al considerar la variable étnica. Las mujeres indígenas enfrentan una doble discriminación, por su género y por su origen. La diferencia de ingresos entre un hombre no hablante de lengua indígena y una mujer que sí lo es, es abismal: 38,913 pesos frente a 12,479 pesos. Esta brecha refleja la profunda desigualdad que persiste en nuestro país y la necesidad urgente de implementar políticas públicas que atiendan las necesidades específicas de las mujeres indígenas.
Además, la carga de trabajo doméstico y el cuidado de los miembros del hogar impactan negativamente en los ingresos de las mujeres. Aquellas que se dedican exclusivamente a un trabajo remunerado perciben en promedio 33,620 pesos, mientras que las que combinan el trabajo remunerado con las labores domésticas y el cuidado de familiares ven reducidos sus ingresos a 24,766 pesos. Esta diferencia evidencia que el trabajo no remunerado, que recae mayoritariamente en las mujeres, no solo las limita en su desarrollo profesional, sino que también impacta directamente en su capacidad económica.
Es imperativo que se implementen medidas concretas para cerrar esta brecha salarial. No basta con reconocer el problema; se necesitan acciones que promuevan la igualdad de oportunidades, la corresponsabilidad en el hogar y la valoración del trabajo no remunerado. La lucha por la igualdad salarial es una lucha por la justicia social y por un México más equitativo para todas y todos. El futuro de nuestro país depende de la capacidad que tengamos para garantizar que las mujeres tengan las mismas oportunidades y los mismos derechos que los hombres, incluyendo el derecho a un salario justo y digno.
Fuente: El Heraldo de México