
27 de agosto de 2025 a las 02:00
Ojitos Mentirosos: El trend de TikTok inspirado en Chicuarotes
La cumbia peruana "Ojitos Mentirosos" ha trascendido las fronteras del tiempo y el espacio, resonando con fuerza en la juventud mexicana a través de TikTok. Mucho más que un simple trend viral, este fenómeno social se ha convertido en una forma de expresión y protesta digital, visibilizando las realidades de los barrios marginados y denunciando la gentrificación que amenaza con desplazar a sus habitantes.
La canción, original de Coré Cuestas Chacón en los años 70, encontró un nuevo hogar en México gracias a versiones como la del grupo Tropicalísimo Apache. Hoy, acompaña a jóvenes que, con el rostro pintado de payaso, recorren calles y mercados, mostrando una imagen que contrasta la alegría usualmente asociada con este personaje con la seriedad de sus expresiones. Este maquillaje, inspirado en la película "Chicuarotes" de Gael García Bernal, se convierte en un símbolo de resistencia, una máscara que denuncia las desigualdades y expresa la tristeza, pero también la creatividad y el orgullo de pertenecer a la periferia.
Lejos de buscar lástima, estos jóvenes muestran su realidad. Los escenarios que eligen para sus videos no son los turísticos ni las colonias gentrificadas, sino los mercados, las calles estrechas, las canchas deportivas deterioradas, las vecindades y las banquetas irregulares. Son los espacios cotidianos de millones de familias mexicanas que habitan lugares donde el Estado parece haber olvidado invertir en infraestructura y servicios básicos.
Este trend, con su carga social, nos invita a reflexionar sobre el poder de las redes sociales para moldear narrativas y visibilizar temas que a menudo pasan desapercibidos. Mientras la mayoría de las tendencias son efímeras, "Ojitos Mentirosos" tiene un potencial transformador. Su mensaje resuena con la realidad de millones de personas que enfrentan la pobreza, la inseguridad y el desplazamiento forzado por la gentrificación. Organizaciones como el CONEVAL, que señalan que más de 46 millones de mexicanos viven en situación de pobreza, confirman la urgencia de atender estas problemáticas.
La gentrificación, ese proceso que transforma barrios populares atrayendo inversiones inmobiliarias y elevando el costo de vida, desplaza a familias con décadas de historia en sus comunidades. Ciudades como Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey han sido testigos de este fenómeno que borra identidades y fragmenta el tejido social. El trend de "Ojitos Mentirosos" se alza como una voz digital contra esta realidad, mostrando las calles sin remodelación, los muros con grafitis y los mercados tradicionales, espacios que la modernidad y la especulación inmobiliaria intentan ocultar.
Al igual que en "Chicuarotes", donde el maquillaje de payaso se convierte en una metáfora de la precariedad y la lucha por la supervivencia en Xochimilco, en TikTok, jóvenes de la periferia se apropian de esta estética para visibilizar su entorno y expresar su orgullo por sus raíces. No se trata de una imitación superficial, sino de una resignificación del símbolo. La película inspira, el trend transforma.
La elección de la cumbia de los 90 como banda sonora añade otra capa de significado a este fenómeno. La música, con su ritmo nostálgico, conecta con la memoria colectiva y evoca una época que, para muchos, representa la identidad de sus barrios. La combinación de la música, el maquillaje y los escenarios crea un mensaje potente que trasciende la pantalla del teléfono y se convierte en un acto de resistencia cultural.
Mientras "Chicuarotes" ofrece una crítica social a través de la narrativa cinematográfica, "Ojitos Mentirosos" en TikTok surge desde la propia voz de la juventud que habita estos espacios. Es una expresión auténtica, una forma de decir "aquí estamos, existimos". Este diálogo entre el cine y las redes sociales, en diferentes formatos, pone en el centro la dignidad y la resistencia de los barrios populares. Es un llamado a la reflexión, una invitación a mirar más allá de las apariencias y a reconocer la riqueza cultural que se esconde en los márgenes de la ciudad.
Fuente: El Heraldo de México