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27 de agosto de 2025 a las 02:55

¡Choque en GDL? Prepárate a pagar caro.

Chocar contra un árbol en Guadalajara, más allá del lógico disgusto y los trámites con el seguro, se traduce en un impacto directo al bolsillo que muchos desconocen. No solo hablamos del deducible y la reparación del vehículo, sino de una sanción administrativa impuesta por el Ayuntamiento tapatío por daños a los recursos naturales. Una multa que puede ascender a miles de pesos y que sorprende a la mayoría de los conductores involucrados en este tipo de percances. Imagine el golpe, la frustración del momento, y luego, la inesperada noticia de una sanción que se suma a los gastos ya considerables del accidente.

La Ley de Ingresos del Municipio de Guadalajara para el Ejercicio Fiscal 2025 establece dos tipos de sanciones. La primera, por dañar cualquier tipo de árbol, ya conlleva una multa considerable. La segunda, aún más onerosa, se aplica cuando el impacto afecta a un árbol patrimonial, dejando huellas visibles de la colisión. Estos gigantes verdes, protegidos por su valor histórico, cultural, ambiental o simbólico, representan mucho más que un simple elemento del paisaje urbano.

Pero la cosa no termina con el pago de la multa. El Artículo 81 de la Ley de Ingresos del estado exige la restitución de la flora dañada. No basta con compensar económicamente el perjuicio. Las autoridades realizan un dictamen exhaustivo para determinar la cantidad y características de los organismos vivos necesarios para la recuperación del ecosistema afectado. Imaginen el proceso: especialistas evaluando el daño, calculando la compensación ambiental, determinando las especies y el número de ejemplares a replantar. Un procedimiento que busca, más allá de la sanción económica, la concientización sobre la importancia del arbolado urbano.

El Ayuntamiento de Guadalajara, con estas medidas, no busca simplemente recaudar fondos, sino garantizar el derecho constitucional a un medio ambiente limpio y seguro para todos sus ciudadanos. Los árboles, y en especial los patrimoniales, son considerados verdaderos pulmones de la ciudad, reguladores de temperatura, emisores de oxígeno y, en muchos casos, testigos silenciosos de la historia y la memoria colectiva. Su sombra nos protege del sol implacable, purifican el aire que respiramos y nos conectan con la naturaleza en medio del bullicio urbano.

Guadalajara alberga decenas de estos majestuosos ejemplares. Desde el icónico Laurel de la India del Parque Agua Azul, hasta los imponentes ahuehuetes que custodian la Barranca de Huentitán, cada árbol patrimonial cuenta una historia. Son símbolos vivos de la identidad tapatía, un legado natural que debemos preservar para las futuras generaciones. Conocer su ubicación, su historia y su importancia, nos permite valorarlos y respetarlos, evitando no solo las colisiones accidentales, sino también cualquier acción que pueda poner en peligro su supervivencia.

Por lo tanto, la próxima vez que circule por las calles de Guadalajara, recuerde que los árboles, especialmente los patrimoniales, son mucho más que un adorno urbano. Son seres vivos que contribuyen a nuestro bienestar y merecen nuestro respeto y protección. Un frenazo a tiempo, una maniobra cuidadosa, puede evitar no solo un accidente, sino también la costosa multa y, sobre todo, el daño a un patrimonio natural invaluable.

Fuente: El Heraldo de México