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27 de agosto de 2025 a las 02:05

Carnitas Michoacanas: ¡Sabor con Denominación de Origen!

El aroma inconfundible de las carnitas, ese que se teje con notas ahumadas y la dulzura sutil de la manteca de cerdo, ya no solo deleitará nuestros sentidos, sino que también portará con orgullo el sello de la autenticidad. El IMPI, en un acto de justicia culinaria, ha otorgado la certificación a las carnitas michoacanas, blindando así una tradición que se ha cocinado a fuego lento a lo largo de generaciones. Imaginen esos cazos de cobre, relucientes bajo el sol michoacano, o los de acero inoxidable, impecables, burbujeando con la alquimia perfecta de carne y manteca. Esta certificación no solo reconoce un sabor, una textura, sino todo un ritual, un legado. Desde la selección del cerdo, criado con los cuidados que dictan la tradición, hasta la paciente espera mientras la carne se transforma en esa delicia crujiente por fuera y jugosa por dentro, cada paso queda ahora protegido bajo el amparo de la ley.

Y es que no hablamos de cualquier platillo. Hablamos de las carnitas michoacanas, esas que han conquistado paladares dentro y fuera de nuestras fronteras. Recientemente, Taste Atlas, la guía culinaria de referencia mundial, las coronó como el mejor platillo de cerdo del planeta. Un 4.7 de 5 estrellas, un puntaje que resuena como un aplauso a la dedicación de las familias que, en Quiroga, Tacámbaro, Huandacareo, Uruapan, Morelia y tantos otros rincones de Michoacán, mantienen viva la llama de esta tradición. Piensen en esos pequeños pueblos, en sus mercados, en el humo que se eleva desde las cocinas anunciando que el festín está por comenzar. Con esta certificación, ese humo lleva consigo no solo el aroma de las carnitas, sino también el orgullo de un pueblo que sabe preservar sus tesoros.

El distintivo, administrado por el Gobierno de Michoacán a través de la Secretaría de Desarrollo Económico, se convierte en una herramienta poderosa. No solo garantiza la calidad y la autenticidad del producto, protegiendo a los consumidores de imitaciones, sino que también empodera a los productores, brindándoles la oportunidad de acceder a nuevos mercados, de llevar el sabor de Michoacán a cada rincón del mundo. Imaginen las carnitas, ese plato humilde pero majestuoso, conquistando mesas en restaurantes de renombre internacional, compartiendo el escenario con la alta cocina, demostrando que la verdadera exquisitez reside en la tradición, en el respeto por los ingredientes, en el amor que se pone en cada paso del proceso.

Y es que, como bien lo ha declarado el gobernador Ramírez Bedolla, esta certificación no se limita a proteger la identidad cultural de Michoacán, sino que la proyecta a nivel global. Michoacán se convierte así en un referente gastronómico, en un ejemplo de cómo la tradición y la innovación pueden ir de la mano, de cómo la protección de un patrimonio cultural se traduce en desarrollo económico y en orgullo para toda una comunidad. Las carnitas, ese plato que ha unido a familias y amigos alrededor de la mesa, se convierte en un embajador de la cultura michoacana, un símbolo de la riqueza culinaria de México, un Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que, gracias a esta certificación, seguirá deleitando a generaciones venideras. Y es que, ¿quién puede resistirse a un taco de carnitas bien hechas, con su toque de salsa, su cilantro y cebolla, una verdadera fiesta para el paladar? Un bocado que nos transporta a la tierra de las mariposas monarca, a la magia de Michoacán, al corazón mismo de México.

Fuente: El Heraldo de México