El Conejo Malo, como un imán para la viralidad, no deja de acaparar titulares. Si hace unos días era su sensual baile con Belinda lo que incendiaba las redes, ahora es un inesperado desliz de vestuario el que ha puesto al mundo a comentar. Durante su presentación del 24 de agosto en su residencia "No Me Quiero Ir de Aquí", el pantalón de Bad Bunny decidió tomar un rumbo propio, deslizándose hasta el piso y dejando al cantante en ropa interior frente a miles de espectadores. Lejos de perder la compostura, el artista reaccionó con una agilidad felina, sujetando la prenda con una mano y continuando el espectáculo como si nada hubiera ocurrido. La escena, capturada por miles de celulares, se propagó como la pólvora en internet, convirtiéndose en el meme del momento. Las reacciones no se hicieron esperar, desde quienes aseguran haber "manifestado" el incidente hasta los que lo ven como una genialidad más del showman. Bromas aparte, el aplomo de Bad Bunny ante el imprevisto es digno de admirar. Demostró, una vez más, su capacidad para convertir cualquier situación en parte del espectáculo, dominando el escenario con una naturalidad que pocos poseen.

Este incidente, sin embargo, no eclipsa la magnitud de lo que representa "No Me Quiero Ir de Aquí". Mucho más que una serie de conciertos, la residencia se ha consolidado como un fenómeno cultural sin precedentes. Desde su inicio el 11 de julio hasta su culminación prevista para el 14 de septiembre de 2025, las 30 presentaciones en el Coliseo de Puerto Rico José Miguel Agrelot son una oda a la isla, un tributo a sus raíces y una declaración de amor a su gente. No son solo las melodías pegadizas y los ritmos contagiosos, es la profunda conexión con la cultura boricua lo que resuena en cada nota. La escenografía, inspirada en los paisajes isleños, la colaboración con artistas locales y los mensajes que reivindican la identidad puertorriqueña, tejen una narrativa que va más allá del entretenimiento. Bad Bunny no solo canta, narra historias, denuncia injusticias y defiende su tierra.

El impacto económico de la residencia es innegable. Se estima que ha inyectado cerca de 200 millones de dólares a la economía local, impulsando el turismo y el consumo, especialmente en el sector de la moda. Cada look que Benito luce en el escenario se convierte en tendencia, generando un efecto dominó en la industria. Pero el verdadero valor de "No Me Quiero Ir de Aquí" trasciende las cifras. Es un acto de resistencia cultural, un grito de orgullo boricua en un mundo que a menudo intenta homogeneizar. En cada concierto, Bad Bunny refuerza su compromiso con la isla, denunciando la gentrificación, la emigración forzada y la erosión del acceso público a las playas. Un mensaje que se alinea con la temática de su álbum "Debí Tirar Más Fotos", una obra que retrata la realidad puertorriqueña con crudeza y belleza.

Tras el éxito rotundo de su residencia, el Conejo Malo se prepara para emprender la gira mundial "Debí Tirar Más Fotos World Tour". El recorrido abarcará Latinoamérica, Europa, Asia y Oceanía, dejando fuera, por el momento, a Estados Unidos. Esta decisión, cargada de simbolismo, se interpreta como una respuesta a las tensiones migratorias y políticas entre ambos países. Una postura que, sin duda, generará debate y reafirmará la imagen de Bad Bunny como un artista comprometido con su tiempo. Un artista que, más allá de la música, utiliza su plataforma para visibilizar realidades y generar conversaciones. Un artista que, con cada paso, consolida su legado como un ícono global.