En el marco de la celebración del centenario del Banco de México, se respira un aire de optimismo y desafío. La Presidenta Sheinbaum, con la mirada puesta en el futuro, ha lanzado un llamado a la acción, un reto que resuena con la necesidad de un crecimiento económico que no deje a nadie atrás. No se trata solo de números y cifras, sino del bienestar tangible de las familias mexicanas, de los emprendedores que luchan por sus sueños, de las pequeñas y medianas empresas que son el motor de nuestra economía. El acceso a créditos responsables, lejos de ser un privilegio, debe ser la herramienta que impulse el desarrollo incluyente, que permita a cada mexicano y mexicana alcanzar su máximo potencial.

La digitalización, en este contexto, se presenta como la llave para abrir las puertas de la inclusión financiera. Un mundo donde los servicios bancarios estén al alcance de todos, sin importar su ubicación geográfica o su condición social. Los jóvenes, las mujeres, aquellos que históricamente han estado al margen del sistema financiero, deben ser los protagonistas de esta transformación digital. La innovación tecnológica, en sistemas de pago, en servicios bancarios y en la inclusión digital, debe ser el motor de un México más justo y equitativo.

La Presidenta Sheinbaum ha sido clara: el reto es triple. Mantener la estabilidad y la baja inflación, pilares fundamentales de nuestra economía, al mismo tiempo que se impulsa un crecimiento con justicia. Un crecimiento que se traduzca en mayor financiamiento responsable, mayor productividad, disminución de la pobreza y reducción de la desigualdad. Un reto ambicioso que requiere la colaboración y el compromiso de todos los actores involucrados: el Banco de México, el Gobierno de la República, la Banca de Desarrollo y la banca privada. Un llamado a la unidad, a trabajar juntos por un México más próspero.

La gobernadora del Banco de México, Victoria Rodríguez Ceja, ha destacado la importancia de la credibilidad y la confianza como los pilares fundamentales de la institución. Ante los desafíos que ha enfrentado el sistema financiero, la solidez del Banco de México se ha mantenido intacta, gracias al compromiso de quienes lo conforman y a la confianza que la sociedad ha depositado en él. Su objetivo primordial, procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional, se complementa con la promoción del sano desarrollo del sistema financiero y el buen funcionamiento del sistema de pagos.

La autonomía del Banco de México, un principio fundamental para el control de la inflación, ha sido clave para navegar las turbulentas aguas de la economía global. Las presiones inflacionarias derivadas de la pandemia, los conflictos bélicos y las disrupciones comerciales han puesto a prueba la resiliencia del sistema financiero, pero la institución ha respondido con firmeza y determinación.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público, consciente de la complejidad del entorno económico actual, ha invitado al Banco de México a ejercer su rol de asesor del Gobierno Federal en materia económica. La colaboración entre ambas instituciones es fundamental para la formulación de una política económica integral que permita enfrentar los desafíos que se presentan. La digitalización del sistema financiero, el desarrollo de nuevas tecnologías de pago, la evolución del ahorro y la transición a economías bajas en carbono son solo algunos de los retos que exigen una visión innovadora y una colaboración estrecha entre los diferentes actores.

La presencia de distinguidas figuras del ámbito político y económico en la ceremonia del centenario del Banco de México, como la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, y los presidentes de las Mesas Directivas del Senado y de Diputados, es un testimonio del compromiso conjunto por el futuro del país. Un futuro donde la estabilidad económica y el bienestar social vayan de la mano, donde el crecimiento sea incluyente y la innovación sea el motor de la transformación. Un futuro que se construye hoy, con el esfuerzo y la dedicación de todos los mexicanos.