La quietud de la madrugada juarense se vio abruptamente interrumpida por la violencia. Imaginen la escena: las 3:05 am, la oscuridad apenas rota por las luces de la ciudad, el silencio solo perturbado por el zumbido distante del tráfico en la Panamericana. En el frío asfalto del estacionamiento de una pensión de tráileres, en el cruce de Casas Grandes y Panamericana, yace un hombre. Una figura inmóvil vestida con una playera naranja, pantalonera y tenis negros, un contraste desgarrador con la macabra realidad: una herida de bala en la sien, un testimonio brutal de un acto violento que apagó una vida en un instante.

A su lado, silenciosos testigos de la tragedia, una gorra guinda manchada de sangre y un casquillo percutido calibre 9 milímetros. Pistas que, como migajas de pan en un oscuro bosque, guiarán a los investigadores a través del laberinto de este crimen. Un conductor de tráiler, fortuito observador, relata cómo el silencio de la noche fue quebrado primero por los ladridos insistentes de los perros, presagiando quizás la tragedia, seguidos por el movimiento de los guardias de seguridad que se acercaban al lugar del hallazgo. Un detalle, aparentemente insignificante, que podría ser clave para reconstruir los momentos previos al fatídico desenlace.

La llegada de Rubén Guillermo M. V., de 22 años, añade otra capa de dolor a este sombrío cuadro. Imaginen la angustia, la incredulidad, el desgarro de reconocer en esa figura inerte a su hermano, Luis Antonio M. V., de 26 años. Rubén, con la voz entrecortada por la emoción, relata a las autoridades que apenas una hora antes compartían momentos juntos en una tienda de conveniencia cercana. Una hora. Sesenta minutos que separan la vida de la muerte, la compañía de la soledad, la esperanza de la desesperación.

Según la información publicada por El Diario de Juárez, Luis Antonio se encontraba en la pensión para entregar un automóvil azul marino procedente de Chihuahua. Un encargo misterioso. Una cita con un desconocido. ¿Quién era la persona que esperaba el vehículo? ¿Qué oscuros motivos se esconden tras esta entrega? Interrogantes que flotan en el aire, cargadas de misterio y presagios ominosos.

Rubén, confiado en el pronto regreso de su hermano, lo esperó pacientemente en la tienda. Pero el tiempo transcurría y Luis Antonio no aparecía. La inquietud se transformó en preocupación, la preocupación en angustia. Finalmente, Rubén decidió ir en su busca, un camino que lo condujo al escenario más terrible que jamás hubiera imaginado. El encuentro con la muerte de su propio hermano.

La investigación apenas comienza. Las autoridades se enfrentan a un rompecabezas complejo. ¿Fue un ajuste de cuentas? ¿Un robo que salió mal? ¿Una víctima equivocada? Las preguntas se multiplican mientras la ciudad se despierta con la noticia de un nuevo acto de violencia que tiñe de sangre las calles de Juárez. La búsqueda de la verdad apenas comienza, un camino largo y tortuoso en busca de justicia para Luis Antonio y consuelo para una familia destrozada por la tragedia. La comunidad juarense espera respuestas, anhela un rayo de luz en la oscuridad que envuelve este caso.