El rugir de los motores se convirtió en un grito silencioso de alarma. La polvorienta estela que dejaban los vehículos todoterreno en la Ribera 300, un espectáculo vibrante que atrae a aficionados de todo el país, se vio teñida de un rojo intenso y amenazante. El pasado 23 de agosto, durante la segunda etapa de esta emocionante competencia, la adrenalina se transformó en angustia cuando uno de los vehículos participantes se vio envuelto en llamas.

Las imágenes, compartidas a través de redes sociales, son impactantes. Muestra la furia del fuego consumiendo un vehículo, mientras a su alrededor, en una danza desesperada entre el humo y las llamas, los miembros del equipo luchan contra el implacable incendio. Armados con extintores y cualquier gota de agua que pudieran conseguir, se enfrentaron al calor abrasador en un intento por controlar la situación. Su valentía y rápida acción, sin duda, evitó una tragedia mayor.

Lamentablemente, el fuego no perdonó por completo. Dos personas, en medio de la lucha por sofocar las llamas, resultaron con quemaduras. Uno de ellos, visible en las grabaciones, se ve afectado mientras intenta controlar el incendio. La identidad del segundo afectado no ha sido revelada, pero se sabe que formaba parte del mismo equipo. Afortunadamente, y gracias a la pronta atención médica, las lesiones sufridas por ambos no revisten gravedad, aunque sin duda les recordarán el peligro inherente a este deporte motor.

La Ribera 300, conocida por su exigente recorrido a través de los desafiantes caminos rurales de La Paz, Baja California Sur, ha puesto a prueba la resistencia tanto de máquinas como de pilotos en su quinta edición. Este año, la carrera no ha sido la excepción. De acuerdo con informes locales, al menos ocho unidades sufrieron incidentes de diversa índole a lo largo de la competencia. Golpes, fallas mecánicas y pinchazos pusieron a prueba la destreza de los participantes y la resistencia de sus vehículos.

Entre los incidentes registrados, destaca el de la unidad 1666. Este vehículo, en medio de la vorágine de la carrera, sufrió un aparatoso choque que dejó a dos personas con lesiones de consideración. La gravedad de sus heridas requirió su traslado inmediato a un centro hospitalario cercano, donde actualmente reciben atención médica. Su estado de salud es motivo de preocupación para la comunidad off-road, que espera su pronta recuperación.

Este desafortunado incidente nos recuerda los riesgos que conlleva la práctica del off-road, un deporte que exige no solo destreza y pericia al volante, sino también una meticulosa preparación del vehículo y el máximo respeto por las condiciones del terreno. La Ribera 300, en su quinta edición, nos ha dejado una valiosa lección: la pasión por la velocidad debe ir siempre de la mano de la prudencia y la seguridad. A pesar de los incidentes, el espíritu de competencia y camaradería prevalece en esta comunidad que se apoya en momentos difíciles, esperando que los afectados tengan una pronta recuperación y puedan volver a las pistas, donde la adrenalina y la pasión por el motor los esperan.