La brutalidad de la violencia machista se exhibe una vez más, esta vez en las calles de Brasil, dejando al descubierto la fragilidad de las medidas de protección y la impunidad que a menudo rodea a estos actos. Un video, viralizado en redes sociales a través de la cuenta de X @ActualidaViral, muestra la crudeza de un ataque perpetrado por un hombre contra su expareja, a pesar de existir una orden de restricción en su contra. Las imágenes, captadas por una cámara de seguridad, son un testimonio escalofriante de la vulnerabilidad a la que se enfrentan muchas mujeres.

En la grabación, de apenas un minuto y tres segundos, se observa a la víctima desprevenida, retocando su maquillaje apoyada en una camioneta, mientras su amiga se acomoda en la parte trasera del vehículo. La aparente tranquilidad de la escena se rompe abruptamente con la irrupción del agresor. Con una violencia desmedida, el hombre propina una patada voladora a la mujer, quien cae al suelo sin oportunidad de defenderse. El ataque continúa con una serie de patadas en el rostro y el cuerpo, mientras la víctima yace indefensa.

La amiga, testigo del brutal ataque, logra abrir la puerta de la camioneta y refugiarse en su interior. Un detalle que llama poderosamente la atención, y que añade otra capa de indignación al relato, es la pasividad del conductor del vehículo. A pesar de presenciar la agresión, permanece dentro de la camioneta, limitándose a abrir y cerrar la puerta, aparentemente para asegurarse de que esté bien cerrada, sin intervenir en ningún momento para auxiliar a la víctima.

Tras la primera oleada de violencia, la mujer, aturdida por los golpes, intenta alejarse. Sin embargo, el agresor, lejos de cesar en su ataque, abre la puerta trasera de la camioneta y continúa la agresión con más patadas, incluso con mayor saña. Finalmente, se acerca a la ventana del copiloto y, según se puede interpretar de las imágenes, lanza amenazas tanto a la víctima como a las personas que se encuentran dentro del vehículo, antes de retirarse del lugar, presumiblemente en su propio automóvil.

Este caso, que ha generado una ola de indignación en redes sociales, pone de manifiesto la urgente necesidad de reforzar las medidas de protección para las víctimas de violencia de género. La existencia de una orden de restricción no fue suficiente para evitar este brutal ataque, lo que plantea serias interrogantes sobre la eficacia de los mecanismos de protección y la impunidad que, en muchos casos, ampara a los agresores. Además, la pasividad del conductor del vehículo, abre un debate sobre la responsabilidad ciudadana ante la violencia machista y la importancia de no ser cómplices con la indiferencia. La viralización del video ha servido para visibilizar, una vez más, la cruda realidad de la violencia de género y la necesidad de una respuesta contundente por parte de la sociedad y las autoridades. No basta con la indignación en redes sociales, se requieren acciones concretas para prevenir y erradicar esta lacra que sigue cobrando vidas y dejando profundas heridas en las mujeres y en la sociedad en su conjunto.