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23 de agosto de 2025 a las 05:25
Emilio Levy: ¿Huérfano y víctima de robo?
La historia de José Emilio Levy conmueve y deja un sabor amargo. No es solo la pérdida de su madre, la icónica Mariana Levy, a una edad tan temprana, sino la herida abierta que representa la relación con su padre, José María Fernández, "El Pirru". Sus palabras, cargadas de dolor y resignación, pintan un cuadro desolador de una figura paterna ausente, que ahora, según el joven, se convierte en un fantasma más en su vida.
La acusación de "mal padre" resuena con fuerza. No se trata de una simple queja adolescente, sino del clamor de un hijo que busca, quizás inconscientemente, una explicación a la ausencia, al vacío. "No sentía el mínimo esfuerzo", confiesa José Emilio, una frase que desgarra y nos hace preguntarnos sobre las responsabilidades que conlleva la paternidad. ¿Qué lleva a un padre a desentenderse de su hijo? ¿Qué cicatrices deja esa ausencia en el alma de un joven que busca su lugar en el mundo?
El tema económico añade otra capa de complejidad al conflicto. La venta de la casa en Bosques de las Lomas, un bien que pertenecía a Mariana Levy y que debía ser parte de la herencia de sus hijos, se convierte en el centro de las sospechas. José Emilio, con la cautela de quien no tiene pruebas contundentes, pero con la convicción de quien ha visto suficiente, insinúa un manejo turbio del patrimonio. "Se dieron varios millones por abajo", afirma, apuntando no solo a su padre, sino también a Coco Levy, co-albacea de la herencia. La sombra de la duda se cierne sobre el proceso, dejando entrever la posibilidad de un aprovechamiento indebido de la situación, una traición a la memoria de Mariana y a los derechos de sus hijos.
La imagen de "El Pirru" se desdibuja aún más con la revelación de que nunca estuvo incluido en el testamento de Mariana. Su posterior nombramiento como albacea genera interrogantes. ¿Cómo llegó a ocupar ese lugar? ¿Qué intereses se movían tras esa decisión? Las preguntas se acumulan, conformando un rompecabezas cuyas piezas parecen no encajar.
Finalmente, la precariedad económica en la que José Emilio afirma vivir, a pesar de la herencia que le corresponde, completa el cuadro de desolación. Las "mensualidades para sobrevivir", insuficientes y entregadas a cuentagotas, son la evidencia de una gestión, por lo menos, cuestionable. La denuncia de que "cuando haya que repartirlo ya no habrá nada para repartir" es un grito desesperado que nos interpela como sociedad. ¿Cómo es posible que los hijos de una figura pública como Mariana Levy se encuentren en esta situación? ¿Dónde está la justicia? ¿Quién velará por sus derechos?
La historia de José Emilio Levy es un espejo que refleja las complejidades de las relaciones familiares, la fragilidad de la confianza y el peso de las ausencias. Es un llamado a la reflexión sobre la responsabilidad que tenemos como adultos de proteger a los más vulnerables, de honrar la memoria de quienes ya no están y de construir un mundo donde la justicia y el respeto prevalezcan.
Fuente: El Heraldo de México