
23 de agosto de 2025 a las 20:10
Alerta: Camarones posiblemente radiactivos retirados del mercado
La tranquilidad en la mesa es algo que damos por sentado, ¿verdad? Imaginen la sorpresa al descubrir que algo tan cotidiano como los camarones congelados pueden ser motivo de preocupación. La FDA acaba de anunciar el retiro urgente de un lote de camarones de la marca Southwind Foods por posible contaminación con cesio-137. Sí, han leído bien, radiactividad en nuestros congeladores. Aunque la empresa ha actuado con rapidez y responsabilidad iniciando la retirada voluntaria, la noticia nos deja con una sensación de inquietud. ¿Cómo llega la radiactividad a nuestros alimentos? ¿Qué riesgos reales implica para nuestra salud?
Según los expertos, el cesio-137, un subproducto de la fisión nuclear, puede estar presente en el ambiente en pequeñas cantidades. Sin embargo, en zonas con contaminación ambiental, los niveles pueden ser más altos y afectar el agua y los alimentos que se cultivan o crían en esas áreas. Aunque las trazas de este radioisótopo son comunes, la exposición prolongada a través del consumo de alimentos contaminados puede aumentar el riesgo de cáncer. Imaginen el daño silencioso que puede causar a nuestras células, alterando su ADN sin que nos demos cuenta.
Este retiro en particular afecta a Alabama, Arizona, California, Massachusetts, Minnesota, Pensilvania, Utah, Virginia y Washington. Si han comprado camarones congelados de la marca Southwind Foods entre el 17 de julio y el 8 de agosto, revisen con atención el número de artículo, el UPC y el número de lote. La FDA ha publicado en su sitio web una lista detallada con fotos de los productos afectados. No se arriesguen, la salud es lo primero. Desechen el producto o devuélvanlo a la tienda para obtener un reembolso completo. Ante cualquier duda, contacten directamente a la empresa.
Pero más allá de este caso puntual, la noticia nos invita a reflexionar sobre la seguridad alimentaria y los riesgos invisibles a los que estamos expuestos. El cesio-137, un metal que se vuelve líquido a temperatura ambiente, se une fácilmente a los cloruros, comportándose de manera similar a la sal de mesa. Se disuelve en agua, se desplaza por el aire y se adhiere al suelo y al hormigón. Las plantas absorben estas partículas, introduciéndolas en la cadena alimentaria.
Aunque en pequeñas cantidades no representa una amenaza inmediata, la acumulación en el organismo a lo largo del tiempo puede tener consecuencias graves. La exposición a altas dosis de cesio puede provocar quemaduras, enfermedad por radiación aguda e incluso la muerte. La radiación gamma que emite el Cs-137 daña los tejidos blandos, especialmente el muscular, aumentando el riesgo de cáncer.
¿Qué podemos hacer como consumidores? Informarnos, estar atentos a las alertas de las autoridades sanitarias y elegir cuidadosamente los alimentos que consumimos. Exijamos transparencia en la cadena de producción y apoyemos las prácticas sostenibles que protegen el medio ambiente y nuestra salud. Este incidente con los camarones nos recuerda que la seguridad alimentaria no es un juego y que debemos ser vigilantes para protegernos a nosotros mismos y a nuestras familias.
Fuente: El Heraldo de México