El eco de la voz de Xava Drago se ha apagado, dejando un vacío inmenso en el corazón del rock mexicano. La noticia de su partida, a la temprana edad de 56 años, ha resonado como un golpe sordo en la escena musical, un lamento que se extiende desde los escenarios más grandes hasta los rincones más íntimos donde sus canciones se convirtieron en himnos. Su batalla contra el cáncer de estómago, un combate librado con la misma fuerza y pasión que caracterizaba su música, llegó a su fin, dejando tras de sí un legado imborrable.

La confirmación de su diagnóstico, hace apenas un año, conmocionó a sus seguidores. Un año que se antoja corto, un suspiro en la trayectoria de un artista que entregó su vida a la música. La esperanza se mantuvo encendida durante un periodo de remisión, un breve respiro en medio de la tormenta. Sin embargo, el implacable avance de la enfermedad trajo consigo la recaída a principios de este 2025, una noticia que se recibió con angustia y desolación. Las semanas siguientes fueron un doloroso preludio del inevitable final, culminando en el desgarrador comunicado emitido por CODA el 21 de agosto. Un mensaje que, más allá de las palabras, transmitía la profunda tristeza de quienes compartieron con él el escenario y la vida.

La imagen de Xava Drago, siempre vibrante y enérgico sobre el escenario, contrasta con la fragilidad de sus últimos días. El testimonio de sus compañeros de CODA, con la voz quebrada por la emoción, nos acerca a la intimidad de esos momentos finales. La llamada del médico, la urgencia de la despedida, la debilidad que le impedía articular palabra… un relato que conmueve hasta lo más profundo. La decisión de sedarlo, un acto de amor y compasión, buscaba aliviar el sufrimiento de un guerrero que, hasta el último instante, luchó con la misma tenacidad que demostraba en cada interpretación.

En medio del dolor, emerge la grandeza del artista. Incluso en sus horas más difíciles, Xava Drago pensaba en la música, en crear, en compartir. Ese último gesto, el de enviar nuevas composiciones a sus compañeros, revela la esencia de un músico que vivía por y para el arte. Un testimonio de su pasión inquebrantable, un legado que trasciende su propia existencia. La música de Xava Drago seguirá resonando, un eco eterno que nos recordará su talento, su fuerza y su inmenso amor por el rock. Su voz se ha silenciado, pero sus canciones continuarán vivas en el recuerdo de quienes vibraron con su música, un himno a la vida y a la pasión que nunca se apagará. Xava Drago, una leyenda del rock mexicano, vive a través de su música, un legado que permanecerá por siempre.