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22 de agosto de 2025 a las 22:40
Revelan identidad de la segunda víctima en el caso Enigma Norteño.
La sombra de la tragedia continúa extendiéndose sobre la industria musical regional mexicana. El eco de las balas que silenciaron la voz de Ernesto Barajas, líder de Enigma Norteño, resuena aún con fuerza, dejando un vacío imposible de llenar y un mar de interrogantes sin respuesta. El pasado martes 19 de agosto, la tranquila tarde en Zapopan, Jalisco, se vio interrumpida por la violencia. Dentro de una pensión de autos, un escenario que difícilmente se asocia con la música y la alegría, Ernesto Barajas y un acompañante, ahora identificado como Chema Quintero, fueron víctimas de un ataque armado que les arrebató la vida.
La noticia, que inicialmente se centró en la figura del reconocido vocalista, ha tomado un nuevo giro con la revelación de la identidad de la segunda víctima. Chema Quintero, no solo un acompañante, sino un amigo cercano, un compadre, un confidente, también cayó bajo las balas. Según la reconocida periodista de espectáculos "Chamonic", ambos compartían una profunda amistad y estaban juntos en todo momento. Se encontraban en la pensión para recoger unos vehículos, un acto cotidiano que se convirtió en una tragedia. Este detalle añade una capa de dolor e incrementa el misterio. ¿Fueron ambos el objetivo del ataque? ¿Se trató de un ajuste de cuentas, una confusión, o una cruel casualidad?
La figura de Chema Quintero, hasta ahora desconocida para el gran público, comienza a dibujarse entre el dolor y la consternación. Un hombre casado, padre de cuatro hijos, cuya vida fue truncada de manera abrupta. Su vínculo con Ernesto Barajas, más allá de la amistad, se extendía al compadrazgo, un lazo profundo y significativo en la cultura mexicana, que ahora se tiñe de luto.
Mientras las autoridades continúan sus investigaciones, el móvil del crimen permanece oculto, envuelto en un manto de especulaciones. No hay detenidos, no hay respuestas claras, solo el dolor de las familias, la incertidumbre de la industria y la tristeza de los seguidores de Enigma Norteño. La música regional mexicana está de luto, dos vidas segadas, dos familias destrozadas, y una comunidad que busca respuestas en medio del silencio. ¿Qué oscuros secretos se esconden tras este doble homicidio? ¿Qué llevó a los perpetradores a cometer semejante acto de violencia? La justicia, lenta pero implacable, tendrá la última palabra.
La vida de Ernesto Barajas, a sus 38 años, se apagó en un instante, dejando un legado musical que resonará por siempre en los corazones de sus seguidores. Sus narcocorridos, un género controvertido pero popular, contaban historias de un mundo oscuro y peligroso, un mundo que, trágicamente, parece haber alcanzado al propio artista. La muerte de Chema Quintero, añade una dimensión aún más trágica a este suceso, recordándonos que la violencia no discrimina y que, en muchas ocasiones, las víctimas son más que simples nombres en una noticia. Son padres, hijos, amigos, personas con historias, sueños y anhelos que se desvanecen en un instante.
El tiempo dirá si se hace justicia y si la verdad sale a la luz. Mientras tanto, el recuerdo de Ernesto Barajas y Chema Quintero permanecerá vivo, un doloroso recordatorio de la fragilidad de la vida y de la necesidad de encontrar un camino hacia la paz y la justicia en un mundo cada vez más violento.
Fuente: El Heraldo de México