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22 de agosto de 2025 a las 09:20

Obsesión Mortal: Gabriela Acechada

La tragedia que rodea el feminicidio de Gabriela Nicole Pratts Rosario, "Lelita", continúa desvelando detalles escalofriantes que pintan un cuadro de acoso, premeditación y una violencia inusitada. Más allá de un simple altercado, la investigación revela una historia de amistad rota, envidia y un ensañamiento difícil de comprender. Imaginen la desgarradora situación: una joven de 16 años, llena de vida, celebrando su cumpleaños junto a quienes meses después se convertirían en sus asesinas. ¿Qué pudo torcerse de manera tan drástica en esa relación? Los testimonios recogidos por las autoridades apuntan a una posible envidia como detonante del conflicto. Una envidia tan profunda que llevó a Anthoneishka Avilés Cabrera y a su madre, Elvira Cabrera, a orquestar un plan macabro para acabar con la vida de "Lelita".

El cambio de escuela de Gabriela Nicole, buscando refugio del acoso, no fue suficiente. La obsesión de sus agresoras las empujó a seguirla, a invadir su nuevo espacio, demostrando una persecución implacable que culminó en la fatídica noche del 11 de agosto. La fiesta de verano, un espacio que debería haber sido de alegría y diversión, se transformó en el escenario de una emboscada. La participación de la madre de una de las agresoras no solo agrava la situación, sino que revela una complicidad que hiela la sangre. ¿Cómo una madre puede no solo consentir, sino participar activamente en el asesinato de una menor? Este hecho nos obliga a reflexionar sobre la responsabilidad de los padres en la formación de sus hijos y las consecuencias devastadoras de la violencia aprendida en el hogar.

El relato de la madre de Gabriela Nicole, Lisandra Rosario, es un testimonio desgarrador de impotencia y dolor. Presenciar el brutal ataque a su hija, inmovilizada por las agresoras, es una imagen que la perseguirá por siempre. Sus gritos, su desesperación, no pudieron detener la furia desatada contra "Lelita". Ocho puñaladas, un número que refleja la saña con la que actuaron estas jóvenes, cegadas por una ira injustificable. La valentía del amigo que intentó defender a Gabriela Nicole, recibiendo puñaladas a cambio, subraya la brutalidad de la escena.

La detención de Anthoneishka Avilés Cabrera y Elvira Cabrera es un primer paso hacia la justicia. El hecho de que una menor sea juzgada como adulta, dada la gravedad del delito, marca un precedente importante. Sin embargo, la investigación continúa. Dos menores más han sido llamadas a declarar, lo que sugiere que la red de complicidad podría ser aún mayor. Cada nuevo testimonio, cada detalle que emerge, nos acerca a la verdad y nos permite comprender la magnitud de esta tragedia. La memoria de Gabriela Nicole debe servir como un llamado a la reflexión sobre la violencia de género, la importancia de la educación y la necesidad de crear entornos seguros para nuestros jóvenes. No podemos permitir que la envidia, el odio y la impunidad sigan cobrando vidas inocentes.

Fuente: El Heraldo de México