Logo
NOTICIAS
play VIDEOS

Inicio > Noticias > Ingeniería

22 de agosto de 2025 a las 03:40

Iglesia centenaria se muda en Suecia ¡Increíble!

Kiruna, la ciudad que se mueve, ha vuelto a ser testigo de una proeza de ingeniería y perseverancia. No es la primera vez que los habitantes de esta localidad sueca, aferrados a su historia y a sus raíces, desafían las leyes de la física y la lógica para preservar su patrimonio. Esta vez, la protagonista ha sido la querida iglesia de Kiruna, un símbolo de fe y comunidad que ha emprendido un viaje lento pero seguro a través del paisaje ártico. Imaginen la escena: una estructura imponente, con más de un siglo de historias grabadas en sus muros, deslizándose milimétricamente sobre raíles especialmente diseñados para la ocasión. Un espectáculo casi surrealista, un ballet de precisión en medio de la nieve y el hielo.

La necesidad de este traslado, aunque impresionante, tiene un trasfondo preocupante: la inexorable expansión de la mina de hierro, el corazón económico de Kiruna, que amenaza con engullir todo a su paso. La tierra, antes firme sostén de la iglesia, se ha vuelto inestable, poniendo en riesgo la integridad del edificio. Ante esta amenaza, los habitantes de Kiruna no se resignaron a perder un pedazo de su identidad. Decidieron, con una valentía admirable, mover la iglesia, piedra a piedra, viga a viga, a un lugar seguro.

La operación, digna de una película de ciencia ficción, ha requerido meses de planificación y la participación de un equipo multidisciplinario de ingenieros, arquitectos, constructores y, por supuesto, los propios habitantes de Kiruna, que han seguido cada paso del proceso con una mezcla de orgullo y nostalgia. Desmontar el techo, una pieza monolítica de 672 toneladas, fue quizás el desafío más grande. Se necesitó una grúa especial, diseñada y construida exclusivamente para esta tarea titánica. La imagen de ese techo, suspendido en el aire, recorriendo lentamente los 5 kilómetros que separaban la antigua ubicación de la nueva, quedará grabada para siempre en la memoria colectiva de Kiruna.

Pero más allá de la proeza técnica, este traslado representa un acto de resistencia, una declaración de amor a la historia y a la tradición. La iglesia de Kiruna no es solo un edificio, es el alma de la comunidad, el lugar donde generaciones de kirunenses han celebrado bautizos, bodas y funerales. Es el testigo silencioso de alegrías y tristezas, de la vida misma. Mover la iglesia es, en definitiva, mover el corazón de Kiruna.

Este evento nos recuerda la fragilidad de nuestro entorno y la importancia de preservar nuestro patrimonio cultural. Nos invita a reflexionar sobre la relación entre el desarrollo económico y el respeto por la historia, y nos demuestra que, con ingenio y determinación, podemos encontrar soluciones creativas para los desafíos más complejos. La historia de la iglesia de Kiruna es una historia de esperanza, un testimonio del poder de la comunidad y un ejemplo inspirador para el mundo. Y aunque la mina siga expandiéndose, la iglesia, en su nueva ubicación, seguirá siendo un faro de luz, un símbolo de la resiliencia del espíritu humano. Un recordatorio de que, incluso en los lugares más remotos del planeta, la fe y la perseverancia pueden mover montañas, o en este caso, iglesias enteras. Y así, Kiruna, la ciudad que se mueve, sigue escribiendo su historia, una historia de adaptación, de innovación y, sobre todo, de amor por su patrimonio.

Fuente: El Heraldo de México