
22 de agosto de 2025 a las 08:50
Horror en Guerrero: 5 cuerpos calcinados
La barbarie se ha cernido sobre la Costa Chica de Guerrero, dejando una estela de horror y consternación en las comunidades indígenas de El Cortijo y Apantla, en el municipio de Ayutla de los Libres. Cinco vidas han sido apagadas de la manera más cruel imaginable: decapitadas y calcinadas al interior de un vehículo. Este acto de violencia extrema nos sacude y nos obliga a reflexionar sobre la vulnerabilidad que enfrentan estas comunidades y la urgente necesidad de justicia.
El macabro descubrimiento tuvo lugar en la comunidad de Cuanacazapa, cerca de Albercas Villa Paraíso, en las proximidades de Apantla. Un Nissan Tsuru, consumido por las llamas, guardaba en su cajuela el testimonio silencioso de una atrocidad. Cinco cuerpos, entre ellos el de una mujer, yacen como símbolo de la brutalidad que azota la región. Las primeras investigaciones apuntan a que el vehículo fue abandonado en la madrugada del jueves, alrededor de las 5:30 horas, aunque el hallazgo se confirmó al mediodía, cuando las autoridades ministeriales y fuerzas federales se presentaron en el lugar.
La Fiscalía General del Estado ha iniciado una carpeta de investigación para esclarecer este múltiple homicidio, una tarea titánica que exige una exhaustiva y transparente indagación. La justicia no solo debe castigar a los responsables, sino también brindar respuestas a las familias de las víctimas, quienes hoy se enfrentan a un dolor inimaginable. ¿Quiénes eran estas personas? ¿Cuáles fueron los motivos detrás de este acto de barbarie? ¿Qué medidas se tomarán para prevenir que hechos similares se repitan en el futuro? Estas son preguntas que claman por respuestas.
La región de la Costa Chica de Guerrero, históricamente marginada y olvidada, se ha convertido en escenario de una violencia creciente. La presencia del crimen organizado, la disputa por el territorio y la falta de oportunidades han creado un caldo de cultivo para la inseguridad y la impunidad. Es imperativo que las autoridades implementen estrategias integrales que aborden las causas estructurales de la violencia, que fortalezcan el tejido social y que garanticen la seguridad de todos los habitantes, especialmente de las comunidades indígenas que son las más vulnerables.
Este no es un caso aislado. Forma parte de una cadena de violencia que ha enlutado a la región y que exige una respuesta contundente por parte del Estado. No podemos permitir que la barbarie se normalice. Es necesario alzar la voz, exigir justicia y trabajar en la construcción de una sociedad más justa y pacífica, donde la vida humana sea respetada y valorada. El silencio nos hace cómplices. La indiferencia nos convierte en parte del problema. Es hora de actuar. Es hora de exigir un alto a la violencia. Es hora de que la justicia llegue a la Costa Chica de Guerrero.
La Fiscalía debe informar a la población sobre los avances de la investigación y garantizar la transparencia en el proceso. La sociedad civil debe mantenerse vigilante y exigir que se haga justicia. La memoria de las víctimas no puede ser olvidada. Sus nombres deben ser recordados como un llamado a la acción, como un impulso para construir un futuro donde la paz y la justicia prevalezcan. El camino es largo y difícil, pero no podemos claudicar. La esperanza de un futuro mejor para la Costa Chica de Guerrero reside en nuestra capacidad de unirnos y trabajar juntos por un cambio real y duradero.
Fuente: El Heraldo de México