
22 de agosto de 2025 a las 09:30
Domina tu portería
La reciente controversia desatada por el anuncio del "Proyecto Portero" de la DEA ha puesto en evidencia, una vez más, la compleja y a menudo tensa relación entre México y Estados Unidos en materia de seguridad. Más allá del cruce de declaraciones y las negaciones oficiales, lo que subyace es una preocupación latente: ¿hasta dónde llega la cooperación y dónde comienza la injerencia? La historia, lamentablemente, nos ofrece un amplio catálogo de episodios que alimentan la desconfianza. Desde la Operación Cóndor hasta el caso Cienfuegos, pasando por el traumático episodio de "Kiki" Camarena, la sombra de la intervención estadounidense se proyecta sobre la soberanía mexicana.
No se trata de negar la necesidad de colaboración. México enfrenta desafíos de seguridad innegables, y la cooperación internacional es crucial para combatir el crimen organizado transnacional. Sin embargo, esta colaboración debe basarse en el respeto mutuo, la transparencia y la reciprocidad. El "Proyecto Portero", al menos en la forma en que fue presentado inicialmente, adolece de todos estos elementos. La DEA lo anunció como un hecho consumado, sin la debida consulta y coordinación con las autoridades mexicanas. Este tipo de acciones unilaterales, por más bienintencionadas que sean, generan suspicacias y erosionan la confianza.
La lucha contra el narcotráfico no puede ser un pretexto para vulnerar la soberanía nacional. México necesita fortalecer sus propias instituciones, capacitar a sus fuerzas de seguridad y diseñar estrategias que se ajusten a su realidad. La cooperación con Estados Unidos debe ser un complemento, no un sustituto, de estos esfuerzos. Es fundamental que el gobierno mexicano defienda con firmeza su autonomía y exija que cualquier acuerdo se realice con apego a la legalidad y al respeto mutuo.
La ambigüedad que rodea al "Proyecto Portero" es peligrosa. La falta de claridad en los objetivos, los mecanismos de operación y el alcance de la participación estadounidense genera incertidumbre y alimenta la especulación. Es imperativo que ambos gobiernos establezcan canales de comunicación claros y transparentes para disipar cualquier duda y garantizar que la cooperación se desarrolle en un marco de respeto y confianza.
El tema de la seguridad es demasiado importante para ser manejado con opacidad y unilateralismo. La sociedad mexicana exige y merece conocer los detalles de cualquier acuerdo que se establezca con Estados Unidos. La transparencia es esencial para fortalecer la confianza en las instituciones y garantizar que la cooperación en materia de seguridad se traduzca en resultados tangibles y beneficiosos para ambos países. De lo contrario, el "Proyecto Portero" y otras iniciativas similares estarán condenadas a repetir los errores del pasado, perpetuando un ciclo de desconfianza y frustración. La verdadera cooperación se construye con diálogo, respeto y transparencia, no con imposiciones ni anuncios unilaterales. El futuro de la relación bilateral depende de ello.
Fuente: El Heraldo de México