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22 de agosto de 2025 a las 20:10

Abuelito ciego abandonado en hotel

La historia de Don Pedro Domínguez García, un hombre de 75 años con discapacidad visual abandonado en un hotel de Tijuana, nos conmueve y nos obliga a reflexionar sobre la preocupante realidad del abandono de adultos mayores en México. Imaginen la angustia de este hombre, desorientado en un lugar desconocido, sin poder ver con claridad y sin saber cómo regresar a casa. La recepcionista del Hotel Linda, con gran humanidad, lo acogió y le proporcionó alimento, convirtiéndose en un ángel guardián ante la adversidad. Su acto de bondad, al compartir la historia en redes sociales, es una luz de esperanza en medio de la oscuridad, una muestra de que la solidaridad aún existe.

La imagen de Don Pedro, esperando pacientemente en la habitación del hotel, nos recuerda a la desgarradora historia de María de Jesús Mundo, quien falleció sola en una banca de la Central de Autobuses de Puebla tras años de espera infructuosa por sus hijos. Ambas historias, aunque diferentes en sus detalles, convergen en un punto doloroso: el abandono y la soledad que enfrentan muchos adultos mayores en nuestro país. No son casos aislados, sino síntomas de una problemática social que exige nuestra atención y acción inmediata.

La credencial del INE que porta Don Pedro, un documento de identidad que debería ser la llave para encontrarlo con sus familiares, se convierte en un símbolo de la fragilidad de los lazos familiares. ¿Cómo es posible que una persona con una identificación oficial termine abandonada en un hotel, sin que nadie se preocupe por su paradero? ¿Dónde están sus seres queridos? ¿Qué circunstancias los llevaron a tomar una decisión tan drástica? Las preguntas se acumulan, generando una profunda inquietud.

Los empleados del Hotel Linda, además de brindar refugio y alimento a Don Pedro, se han convertido en detectives improvisados, buscando pistas que los lleven a sus familiares. Su esfuerzo incansable por encontrar a alguien que se responsabilice por él es un testimonio de la empatía y la compasión humana. Es admirable cómo, en medio de sus responsabilidades laborales, han encontrado el tiempo y la energía para ayudar a un desconocido.

Las estadísticas de la UNAM, que revelan que el 16% de los adultos mayores en México sufre abandono y maltrato, y que un 20% vive en soledad, son datos alarmantes que nos interpelan como sociedad. Estos números representan rostros, historias, vidas marcadas por la tristeza y la desesperanza. ¿Qué tipo de sociedad somos si permitimos que nuestros ancianos, quienes han contribuido al desarrollo del país y a la formación de nuestras familias, sean relegados al olvido?

Es imperativo que las autoridades tomen cartas en el asunto y brinden apoyo a Don Pedro y a todos los adultos mayores que se encuentran en situaciones similares. Se necesitan políticas públicas que garanticen su bienestar, su seguridad y su derecho a una vida digna. No podemos permitir que la vejez se convierta en sinónimo de abandono y soledad.

La historia de Don Pedro no debe quedar en el olvido. Debe ser un llamado a la conciencia, una invitación a la reflexión y a la acción. Debemos construir una sociedad en la que nuestros adultos mayores sean valorados, respetados y protegidos. El futuro de una nación se mide por la forma en que trata a sus ancianos. Es hora de actuar, de tenderles la mano y de asegurarles que no están solos.

Fuente: El Heraldo de México